La primera entrada del 2007 del blog la escribí en la enorme Librería José Vasconcelos. 365 días después, el post que inicia al 2008 nace en un lugar completamente diferente: un centro comercial. Podrá ser un espacio más frívolo o menos culto si se quiere, pero que también alberga cientos de historias cuyo encanto radica en su realidad, tan palpable como los motivos que llevaron a cada una de esas existencias a pasearse entre almacenes, tiendas y restaurantes esta tarde de miércoles.
Siempre he querido creer que en la vida hasta la cotidianeidad más simple está matemáticamente trazada. No creo que sea casualidad que después de un diciembre veraniego, los primeros dos días de enero nos reciban con un frío prácticamente gélido y un cielo nublado y que precisamente ese ambiente combine de las mil maravillas con mi estado de animo. Quién sabe por qué mi corazón amaneció aplastado.
Ya las bajas temperaturas deberían ser razón suficiente para que una persona normal y con un poco de aprecio por su salud decidiera quedarse en casa toda la tarde, ya sea viendo alguna película, tomando café o leyendo alguna novela, y no cometer la tontería de salir a caminar (para colmo, sin chamarra) y sentir como el frío se estrella contra el rostro. Pero como dije, esta vida esta construida de ‘chispazos’ que sin razón nos hace movernos y provocar situaciones. Si eso pasa con cada persona en la tierra, la cantidad de actividad energética generada cada segundo por estos movimientos debe crear algún efecto orquestal que rige al universo entero. De ser real, ésta babosada que se me acaba de ocurrir nos pondría a cada ente del planeta en el papel de actores de una gran puesta en escena en la que cualquier encuentro, movimiento o circunstancia es parte de un baile perfecto que dará como resultado una ‘novela de novelas’ tan infinita como llena de posibilidades.
Ya me desvíe del tema con algo que a lo mejor ni existe. Dejemos las cuestiones metafísicas de lado y dejemos el asunto en que prefería salir al frío a quedarme en casa. Tras caminar erráticamente por un breve tiempo, decidí dirigirme al nuevo centro comercial que abrieron a tan sólo unos minutos de mi casa. El espacio que ahora ocupa fue por años un extenso terreno baldío al que hace muchos años escapaba con mis amigos para jugar futbol en sus inmensos llanos. Lleno de montañas de tierra, hierbas y pasto, aquel lugar ofrecía un lugar idóneo para la aventura y un campo de cultivo inmejorable para leyendas y cuentos de terror. Yo llegué a internarme en su enormidad un par de ocasiones y siempre acompañado, pues como ya dije, la soledad de un sitio así suele imponer y más cuando uno apenas rebasa los diez años.
Con el tiempo la colonia en la que vivo fue creciendo y llenándose de pobladores, surgió un modesto centro comercial y el terreno enorme fue cercado por sus dueños. Por años el rumor de que en la zona del baldío se construiría un centro comercial mucho más grande rondó por años entre los habitante de colonias vecinas hasta que hace unos meses cientos de trabajadores, decenas de tractores, grúas y toneladas de material de construcción llegaron a romper la calma del lugar. Día y noche podía verse gente trabajando por las pequeñas rendijas que el enrejado dejaba al descubierto. Finalmente, y tras las protestas de los típicos ‘vecinos mitoteros’ que nunca faltan, el 11 de octubre del año pasado fue inaugurado el centro comerical ‘Parque Tezontle’.
Enclavado en la colonia Paseos de Churubusco (donde vive su servidor), Parque Tezontle es como un oasis en una zona aun en desarrollo. Cuenta con la mayor parte de las tiendas y franquicias a las que un lugar así aspire: Cinemark, McDonald´s, Sanborns, Starbucks, Liverpool, Martí, Mix Up, Toks, Italianis, Sears, Chillis, Zara, etc. En fin, podría decirse que en sus tres pisos hay todo lo que uno busque en un centro comercial respetable. No sé los demás vecinos, e incluso puedo sonar muy superficial, pero a mi el resultado me gustó y mucho.
Lo extraño de la aseveración anterior es que siempre he detestado los centros comerciales. Se me hacen fríos, llenos de banalidad y siempre atestados de gente y parejitas de enamorados, elementos que siempre pondrán melancólico a un solitario empedernido como yo. Por eso se me hace extraño que a unos meses de su inauguración disfrute tanto perderme entre sus tiendas y recorrerlo con el mismo asombro de la primera vez. Supongo que no es lo mismo caminar un sitio que nos es indiferente, a hacerlo en otro sitio que nos remonta a otra época en la que en lugar de sofisticadas tiendas de ropa había matorrales y animalejos. Me detengo en el tercer piso y veo mi colonia desde otra perspectiva. Todo es igual pero tan diferente que me maravilla que en tan sólo unos meses pueda estar viendo un paisaje que antes sólo las aves podían disfrutar.
Ya sea metido en el Starbuks mientras leo, viendo discos en Mix Up o libros en la Librería Porrua, hojeando revistas en el Sanborns o curioseando las playeras de los equipos de futbol en Martí, no es nada difícil encontrarme cualquier tarde esperando quién sabe qué cosa. Y eso es lo que me intriga... ¿qué diablos me lleva a Parque Tezontle tantas veces?.
Iba decidido a comprarme la revista Chilango y terminé comprando la Letras Libres gracias a que de la nada, descubrí que José Emilio Pacheco había escrito un articulo sobre el sentido de la vida. Partiendo de algunas ideas de ese texto decidí escribir este post... ¿no está todo dentro de una maquinaria perfecta de causa-efecto?. No tenía nada que escribir para hoy, llega el frío, me saca de mi casa y me lleva al lugar menos indicado para encontrar la inspiración.
Eso mismo es lo apasionante de un lugar como Parque Tezontle. La gente que está compartiendo un mismo lugar y tiempo, con motivos para estar ahí tan diversos como el mar. Historias que al fin y al cabo no se narran una a otra y que de paso, le dan su toque de tétrico: todo esta en el mismo lugar... pero aislado.
Igual que hace un año, no tengo ni la menor idea de que historias me lleve a protagonizar la sinfonía de la vida.
Siempre he querido creer que en la vida hasta la cotidianeidad más simple está matemáticamente trazada. No creo que sea casualidad que después de un diciembre veraniego, los primeros dos días de enero nos reciban con un frío prácticamente gélido y un cielo nublado y que precisamente ese ambiente combine de las mil maravillas con mi estado de animo. Quién sabe por qué mi corazón amaneció aplastado.
Ya las bajas temperaturas deberían ser razón suficiente para que una persona normal y con un poco de aprecio por su salud decidiera quedarse en casa toda la tarde, ya sea viendo alguna película, tomando café o leyendo alguna novela, y no cometer la tontería de salir a caminar (para colmo, sin chamarra) y sentir como el frío se estrella contra el rostro. Pero como dije, esta vida esta construida de ‘chispazos’ que sin razón nos hace movernos y provocar situaciones. Si eso pasa con cada persona en la tierra, la cantidad de actividad energética generada cada segundo por estos movimientos debe crear algún efecto orquestal que rige al universo entero. De ser real, ésta babosada que se me acaba de ocurrir nos pondría a cada ente del planeta en el papel de actores de una gran puesta en escena en la que cualquier encuentro, movimiento o circunstancia es parte de un baile perfecto que dará como resultado una ‘novela de novelas’ tan infinita como llena de posibilidades.
Ya me desvíe del tema con algo que a lo mejor ni existe. Dejemos las cuestiones metafísicas de lado y dejemos el asunto en que prefería salir al frío a quedarme en casa. Tras caminar erráticamente por un breve tiempo, decidí dirigirme al nuevo centro comercial que abrieron a tan sólo unos minutos de mi casa. El espacio que ahora ocupa fue por años un extenso terreno baldío al que hace muchos años escapaba con mis amigos para jugar futbol en sus inmensos llanos. Lleno de montañas de tierra, hierbas y pasto, aquel lugar ofrecía un lugar idóneo para la aventura y un campo de cultivo inmejorable para leyendas y cuentos de terror. Yo llegué a internarme en su enormidad un par de ocasiones y siempre acompañado, pues como ya dije, la soledad de un sitio así suele imponer y más cuando uno apenas rebasa los diez años.
Con el tiempo la colonia en la que vivo fue creciendo y llenándose de pobladores, surgió un modesto centro comercial y el terreno enorme fue cercado por sus dueños. Por años el rumor de que en la zona del baldío se construiría un centro comercial mucho más grande rondó por años entre los habitante de colonias vecinas hasta que hace unos meses cientos de trabajadores, decenas de tractores, grúas y toneladas de material de construcción llegaron a romper la calma del lugar. Día y noche podía verse gente trabajando por las pequeñas rendijas que el enrejado dejaba al descubierto. Finalmente, y tras las protestas de los típicos ‘vecinos mitoteros’ que nunca faltan, el 11 de octubre del año pasado fue inaugurado el centro comerical ‘Parque Tezontle’.
Enclavado en la colonia Paseos de Churubusco (donde vive su servidor), Parque Tezontle es como un oasis en una zona aun en desarrollo. Cuenta con la mayor parte de las tiendas y franquicias a las que un lugar así aspire: Cinemark, McDonald´s, Sanborns, Starbucks, Liverpool, Martí, Mix Up, Toks, Italianis, Sears, Chillis, Zara, etc. En fin, podría decirse que en sus tres pisos hay todo lo que uno busque en un centro comercial respetable. No sé los demás vecinos, e incluso puedo sonar muy superficial, pero a mi el resultado me gustó y mucho.
Lo extraño de la aseveración anterior es que siempre he detestado los centros comerciales. Se me hacen fríos, llenos de banalidad y siempre atestados de gente y parejitas de enamorados, elementos que siempre pondrán melancólico a un solitario empedernido como yo. Por eso se me hace extraño que a unos meses de su inauguración disfrute tanto perderme entre sus tiendas y recorrerlo con el mismo asombro de la primera vez. Supongo que no es lo mismo caminar un sitio que nos es indiferente, a hacerlo en otro sitio que nos remonta a otra época en la que en lugar de sofisticadas tiendas de ropa había matorrales y animalejos. Me detengo en el tercer piso y veo mi colonia desde otra perspectiva. Todo es igual pero tan diferente que me maravilla que en tan sólo unos meses pueda estar viendo un paisaje que antes sólo las aves podían disfrutar.
Ya sea metido en el Starbuks mientras leo, viendo discos en Mix Up o libros en la Librería Porrua, hojeando revistas en el Sanborns o curioseando las playeras de los equipos de futbol en Martí, no es nada difícil encontrarme cualquier tarde esperando quién sabe qué cosa. Y eso es lo que me intriga... ¿qué diablos me lleva a Parque Tezontle tantas veces?.
Iba decidido a comprarme la revista Chilango y terminé comprando la Letras Libres gracias a que de la nada, descubrí que José Emilio Pacheco había escrito un articulo sobre el sentido de la vida. Partiendo de algunas ideas de ese texto decidí escribir este post... ¿no está todo dentro de una maquinaria perfecta de causa-efecto?. No tenía nada que escribir para hoy, llega el frío, me saca de mi casa y me lleva al lugar menos indicado para encontrar la inspiración.
Eso mismo es lo apasionante de un lugar como Parque Tezontle. La gente que está compartiendo un mismo lugar y tiempo, con motivos para estar ahí tan diversos como el mar. Historias que al fin y al cabo no se narran una a otra y que de paso, le dan su toque de tétrico: todo esta en el mismo lugar... pero aislado.
Igual que hace un año, no tengo ni la menor idea de que historias me lleve a protagonizar la sinfonía de la vida.
10 comentarios:
así es, no quedó mal todo eso que es nuevo. Ya he ido al toks y al sanborns nuevos del nuevo mall que está en tu colonia: yo solía bicicletear y patinar prácticamente a diario por tu colonia y hasta agrícola oriental, la granjas méxico y ortíz tirado con amigos en primaria jaja.
a mí tampoco me gustan los centros comerciales porque me desespera enormemente que haya mucha gente, me siento como la única hormiga con conciencia entre otras hormigas: siempre me pone de malas.
por estos lados de la rodeo, ya se va perfilando el nuevo metrobús, me pregunto si existirá la estación-parada "el rodeo". me quedaría a una calle, aunque es todo un rollo el eje 4, ya me encontré nueva ruta.
Yo también odio los mentados "mall's", son sitios en los que tienes que resguardarte en un solo lugar para estar semi a salvo, pues por los pasillos es imposible no sentirse adisgusto. Además de que va gente mamonsísima.
los lugares que yo visito también, son por lo regular los mix-ups, Liverpool y las librerías. Por acá acaban de construir una plaza nueva llamada Sendero hace poco y no tiene nada innovador. Cuando la estaban construyendo, me tocó ir a un accidente en el que un trabajador cayó de 13 metros y se partió la cabeza, Yo vi sus últimos segundos de vida.
Quizá sería interesante si el hombre apareciera penando en la plaza, eso sí sería interesante. Ver a las masas corriendo despavoridas jejeje. Bueno ese es un sueño guajiro de mi parte.
Que estés bien, te mando un abrazo y que este año tengas mucha más inspiración natural, y no tengas por qué salir a buscarla en un centro comercial jejeje.
Abuuuuuuurrrr
Para mí el centro comercial representa un excelente antiestres jajajaja no me pongo a ver a la gente que hay a mi alrededor, no siento el tumulto ni nada, lo único que hay en mi cabeza es encontrar algo con lo que me ilusione y si puedo comprarlo genial, eso me hace feliz! ajajajja...
Amigo Gabriel, he desaparecido un buen tiempo pero ya volví y prometo escribir más seguido, desde este comentario quiero desearte un muy felíz año 2008 y espero sinceramente que alcances todas las metas que te hayas propuesto.
Un gran beso con abrazo fuertote incluido!!!
Janbuk
sabes mi gran fantasia siempre ha sido quedarme a dormir en un centro coemrcial iamgaianrme q puedo comer d etodo usar de todo lo q haya alli.-..alucinnat
Ya me ganó la dueña mi fantasía. Yo siempre soñaba con vivir en una tienda departamental. No sé si escuchaste hablar de una telenovela que se llamaba "La pícara soñadora". Ella vivía en un lugar así, era padrísimo.
Pero sí, un centro comercial puede ser tan interesante, ver a la gente pasar, las caras, reír, comprar!!!!
aaah... such is life.
Un abracito de año nuevo. :)
A mi me puede gustar un centro comercial dede un punto de vista arquitectónico y ornamental. Sin duda en esos lugares siempre voy pensando en cómo se vive ese espacio temporal, y qué tan bien está planeado para garantizar la satisfacción del comprador. Cuando me sale el consumidor impulsivo o el window-shopper igual es bueno caminar y caminar dando vueltas entre la multitud. A veces, al contario de ti, a mi me sirve para sacudirme la soledad. Puede que sea banal, y que la gente que vaya tenga un alto grado de frivolidad en sí, pero no deja de ser un reflejo de una sociedad, y las personas que la transitan no dejan de ser interesantes personajes de esta historia que llamamos vida...
alvi: yo también fui al toks, la verdad se me hizo un poco pequeño, pero de ahí en fuera, recalco mi satisfacción al tener todo a unos pasos de mi casa. caso contrario de la nueva línea de metrobús, que pasará por la esquina de mi casa y cuyos estragos en eje 4 a nível trafico ya he sufrido en un par de ocasiones. honestamente, sigo sin entender como va a beneficiar al desahogo del transito. y... ¿cuál es la nueva ruta que encontraste?
raúl: feliz año a ti también!... por supuesto, un centro comercial con fantasmas haría la cosa más entretenida y por lo menos uno se divertiría escuchando las historias de los veladores de la plaza.
jan: es bueno tenerte por acá, como siempre eres bienvenida. ¿por qué será que a las mujeres les encantan los centros comerciales?, digo, pueden llegar a ser divertidos, ¿pero tanto? ja ja. feliz 2008.
la dueña: mi fantasía sería ser el dueño del centro comercial!!! saludos pame!
lata: claro que ubico la telenovela... salía mariana levy y eduardo palomo (¿por qué sé estas cosas?). pues lo acepto, tendría su encanto pasar la noche allí, pero... ¿qué tal si se aparece el fantasma que mencionó raúl en su comentario?
topo: lo funcional que debe ser un espacio así, yo también me pregunto mucho por lo mismo, aunque para ser honesto no tengo el mínimo conocimiento arquitectonico. supongo que tú lo vibras de un modo distinto.
Seguramente la vida te llevará a protagonizar historias fantásticas, dignas de contarse en este blog y a tus nietos, claro. Saludos!
Yo anduve por esos terrenos cuando iba al glorioso CCH Oriente...fue mi zona de pachangas...
Oye te felicito por el Año Nuevo y tu travesia en horas gélidas, pero sobre todo por tu decision de no comprar esa revista Chilango, que para mi gusto es denigrante y estupida... :-( bueno asi me lo parece...
Saludos y un abrazo...
am:gracias, que así sea... y muchos saludos a ti también.
connie: gracias, que el año entrante también sea maravilloso para ti. la revista chilango me gusta, aunque eso que dices tiene su grado de verdad. en alguna ocasión platicando con uno de sus editores dijo que efectivamente, la publicación estaba enfocada al público de polanco, la condesa, santa fe y satelite. osea, yo que vivo en iztapalapa no cuento ja ja.
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