lunes, 24 de marzo de 2014

Ya resolví el misterio de la servilleta en la puerta

Apenas iba terminando de escribir el pasado post sobre El misterio de la servilleta en la puerta de mi casa (si no lo leíste, da clic aquí), cuando el caso dio un giro inesperado.

Llevaba cerca de tres horas encerrado mi cuarto, en donde vi el juego del Atlante vía internet (es que soy pobre y no tengo Sky) y después escribí el texto arriba mencionado para este blog. Eran cerca de las ocho de la noche de ayer domingo cuando finalmente salí de mi dormitorio, fui a echarme una firma, bajé a la sala y cuando abrí la puerta descubrí que nuevamente había otra servilleta amarrada. Hasta le tomé una foto:


Y ahora sí me entró miedo. Una cosa es que dejen cosas amarradas a la puerta cuando no estoy en casa y otra que lo hagan cuando me encuentro presente. Nuevamente recurrí a Google en busca de una respuesta y mis temores aumentaron: en varios sitios web encontré información sobre la manera en la que los delincuentes suelen marcar las casas de sus potenciales víctimas para después saquearlas.

A nada estaba de caer en el caos (sí, la verdad me vi bien maricón y qué, ustedes se hubieran puesto igual) e ir a decirle al vigilante de la esquina de mi calle que pusiera especial atención a mi casa. Después pensé en sacar las cosas importantes y de más valor y traerlas en el auto conmigo, por si robaban la casa no dejarles algo de lo que fuera irrecuperable.

Entonces sonó el celular pero no alcancé a contestar, aunque en el identificador de llamadas vi que se trataba de mi prima Yuli (nunca sé cómo se escribe su nombre). A los dos minutos llamó al teléfono de mi casa y me preguntó cómo estaba, después me pidió que fuera a su casa para contarme algo. Le respondí que no podía pues estaba haciendo la comida. Después se mostró muy interesada en el horario que tendría al otro día y sobre las horas en las que no estaría en casa. Todo eso me pareció sospechoso, sobre todo porque sus llamadas se dieron a los pocos minutos de que en mi muro de Facebook expliqué el asunto de la servilleta misteriosa. Aún así, todavía tenía mis dudas.

Un par de minutos después mi prima llegó a mi casa (vive a unas calles de distancia) y me confesó que ella y su familia habían sido quienes colocaban las servilletas. Como iban a buscarme y no me encontraban, me dejaban esa señal para que supiera que habían estado ahí y que estaban al pendiente de mí. De hecho hasta me mostró un pedazo de la misma servilleta que traía en su bolsa.


Muy en mi papel me hice el valiente y les dije que en ningún momento tuve miedo de la situación, aunque por dentro sí me estuve cagando de miedo. Yuli me dijo que había decidido aclarar todo para evitar preocuparme.

Y así se resolvió el misterio. Si bien me sentí muy relajado cuando todo se aclaró, una parte de mí tenía la ilusión de que aquello fuera algo más complejo que me llevara a enfrentarme a las fuerzas ocultas y sobrenaturales, o quizá hasta a los mismísimos narcotraficantes, que tan de moda se han puesto.

Ni hablar, yo solito me hice ideas y caí víctima de mis propios malviajes. Será pa' la otra.

2 comentarios:

XND dijo...

Jajaja.

Ay Gabi. :3

Menos mal que nomás fué la Yuli. =)

Partido Social Player dijo...

otro misterio resuelto gracias a la pandilla (scooby doo)...