Conocí
a Sandra Becerril hace unos quince años, cuando ambos estudiábamos en la
preparatoria del Instituto Don Bosco. Si bien nunca fuimos los grandes amigos,
y nos tratamos relativamente poco, siempre guardé un recuerdo agradable de
ella. Gracias ‘a la magia de las redes sociales’ volví a estar en contacto con
Sandra, y así me enteré que se había convertido en escritora. Como siempre me
sucede en estos caso, quise leerla.
Así
llegué a El Nombre de las Nubes, su más reciente novela, la cual devoré en un
par de días y resultó un agradable (e intrigante) descubrimiento. Para empezar
debo aceptarlo, sentí envidia de la buena, Sandra ha logrado ese sueño que
acaricio desde hace mucho: publicar una novela y hacerlo bien.
Me
bastaron unas cuantas hojas para corroborar que estaba ante un libro bien
elaborado. Tanto a nivel narrativo como gramatical, El Nombre de las Nubes no
desmerece, al contrario, conforme se avanza en su lectura las virtudes de esta
novela se multiplican hasta convertirse en un cuerpo literario muy completo.
¿De qué
trata ‘El Nombre de las Nubes’? Básicamente del deseo (o por lo menos
curiosidad) que alguna vez todos los humanos hemos sentido por matar. Sí,
aunque al leer esto arqueen la ceja y pongan cara de ‘yo nunca’, estoy seguro
que por lo menos alguna vez (medio en broma, medio en serio) se plantearon la
posibilidad. Justamente esto se pregunta Aileen, una escritora cuyas historias
y personajes giran entorno a los asesinatos, o más bien, en torno a las causas
que los provocan.
De mano
de Aileen conocemos ‘las historias dentro de la historia’. Ahí donde Elizabeth,
Tito (Estrato el Magnifico), Cirrus y otros de sus personajes se debaten por
seguir el camino que para bien o para mal les dispuso el destino. Mientras
estas ficciones ocurren, la vida de su escritora también es guiada hacia
extremos que terminan por escapar de sus manos: el regreso intempestivo de su
inestable marido con el que está en proceso de separación, la aparición de un
amante que la seduce por su aroma y claro, su cada vez más creciente obsesión
por los personajes que se atreven a matar.
Con una
elegancia a veces poética, un sutil sentido del humor y una sensualidad
impregnada en varias partes de su novela, Sandra logra su cometido: cuestionarnos
acerca de los motivos que pueden llevarnos a privar de la vida a otra persona,
y las múltiples formas de hacerlo.
Contrario
a lo que podría pensarse, esta obra es profundamente romántica. Todo en este
libro gira en torno al amor, que al fin y al cabo, es el motor que nos hace
atrevernos a destazar, mancharnos de sangre y convertir en realidad ese obscuro
deseo de matar.
Al
final, sólo leyendo ‘El Nombre de las Nubes’ uno se entera si Aileen se atrevió
o no a pasar esa frontera que tantas veces rebasaron sus personajes.
Hace
unos años escribí 'Con Miedo al Tiempo' , un cuento largo o novela corta en la
que por primera vez maté a un personaje. Cuando lo hice experimenté una
sensación extraña, una especie de tristeza que me acompañó por días. Me imaginó
lo que pasó Sandra para escribir esta novela.
Leerla
es más recomendable. El Nombre de las Nubes está de venta en las librerías
Porrúa y El Sotano.
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