Londres 2012 está a la vuelta de la esquina, y a menos
que uno viva en una cueva o sea un ermitaño, resulta imposible no verse en
medio de la vorágine informativa y mercadológica que presupone esta justa
deportiva. Al menos yo, confieso que este tipo de eventos siempre me han
cautivado.
Mundiales de fútbol, coberturas noticiosas de
acontecimientos relevantes, Juegos Olímpicos y todos aquellos instantes que
hacen que el mundo se detenga por unos momentos y contenga el aliento. Tal y como
sucede con un temblor, atentado terrorista o triunfo deportivo, uno recuerda
más lo que sintió en sus entrañas y lo que hacía cuando estos hechos se
desarrollaban, que el propio acontecimiento en sí. Unas olimpíadas no son la
excepción, y más allá de tener en mi mente archivados datos y estadísticas
sobre los resultados de las competencias olímpicas, prefiero guardar cómo era mi
vida y lo qué hacía cuando el mundo entero veía expectante lo que sucedía
durante esas dos semanas que cada cuatro años cautivan al planeta entero.
Estos son mis recuerdos olímpicos....
Los Ángeles '84
Tenía dos años de edad, por lo que ni siquiera me enteré
bien de estos juegos. Sin embargo, en los años venideros comúnmente vi en la
vitrina de casa de mis abuelos variad figuritas de un Águila Americana vestida
patrióticamente "al estilo
gringo". Tiempo después supe que esa fue la mascota de aquellos juegos
olímpicos.
Seúl '88
Fueron los primeros juegos olímpicos de los que tuve conciencia. La única imagen
que tengo de ellos es un tanto difusa y breve, apenas un instante en la
ceremonia de inauguración ¿O fue en la de Clausura? Lo que observé por
televisión fueron unas embarcaciones surcando un río de la ciudad de Seúl. En
una de ellas, la mascota del evento (un amigable Tigre) iba parada
gallardamente al frente. Fueron apenas unos segundos, pero por alguna extraña
razón nunca se me ha borrado de la mente. Era una postal imponente. Tuve a ese
mismo Tigre en pequeños muñequitos de plástico practicando diferentes
disciplinas deportivas. Me parece que las dio una compañía refresquera, pero no
recuerdo muy bien.
Barcelona '92
Ya con diez años estos juegos fueron los primeros que
verdaderamente captaron mi atención. Empezando por una ceremonia de
inauguración inolvidable, con toques artísticos y apocalípticos. Y claro, con
un encendido muy original del pebetero olímpico por medio de una flecha con la
llama olímpica, lanzada por un arquero a una distancia bastante considerable.
También recuerdo a Cobi, la mascota más genial. Un perro
que incluso tuvo una serie animada que fue transmitida durante el verano de ese
año. Helados Holanda sacó sus figuritas oficiales, las tuve todas Es la más mascota que más me ha gustado.
De las competencias no tengo muchas memorias. Me viene a
la mente la medalla de plata que ganó México en caminata, y que me obsesionó a
tal grado que en plena efervescencia olímpica me puse a dar vueltas en el patio
de mi abuela emulando el caminar de los andarines mexicanos. Me pasó por la
mente dedicarme a ese deporte y ganar medallas. Luego lo olvidé.
La canción de aquellos juegos fue "Amigos para
siempre". Cada que la escucho me conmueve, su letra es muy hermosa e
inevitablemente me remonta a inicios de la década de los noventa. El día de la
Clausura toda la familia se reunió en casa de mi prima Yuli. Mi papá, tíos y
tías empezaron a comentar la posibilidad de ir cuatro años después a Atlanta.
Atlanta '96
A pesar de los planes hechos cuatro años antes, nadie de
la familia fue a los juegos olímpicos celebrados en Atlanta. Deportivamente fue
un evento malo para la delegación mexicana, que sólo obtuvo una medalla de
bronce (Bernardo Segura en caminata).
De aquellos me recuerdo usando una playera verde alusiva
a las olimpiadas, con la mascota jugando basquetbol. Y ahora que menciono a la
mascota, aunque a mucha gente no le gustaba y le veían forma de renacuajo, a mí
sí que me gustó.
Tuve los vasos de cristal que dio Coca Cola y en mi clase de
serigrafía (en la secundaria) hice mis pininos imprimiendo el logotipo del
centenario olímpico en decenas de hojas blancas. Tampoco se me olvida la mañana
que desperté con la noticia de una explosión en un parque de la sede olímpica.
Entre lo que me entusiasmo más fue la participación de la
Selección Mexicana de Fútbol en Atlanta, que llegó hasta los cuartos de final del
torneo olímpico y fue eliminada un domingo por el equipo nigeriano (juego que
vi en casa de mis abuelos).
Fue en Atlanta cuando por primera vez me enamoré de una
atleta olímpica: Dominique Moceanu, gimnasta norteamericana que luego se volvió una señora fea.
2 comentarios:
jajaja me encanto lo de la gimnasta que se volvió una señora fea, a mi me gusta mucho ver las ceremonias de inauguración , pero yo el primer recuerdo es de los juegos olímpicos de Sidney
Gracias por tu comentario Ale, esperemos que la ceremonia de Londres sea de lo mejor. Un abrazo.
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