No
sabía que era fan de Emmanuel. De hecho, llevaba años de serlo y yo ni por
enterado. Hasta que regalé un disco de sus grandes éxitos, lo escuché y me di
cuenta que muchas de esas canciones no sólo me las sabía y me emocionaban, sino
que de una u otra manera forman parte del soundtrack de mi vida.
Uno se
la pasa escuchando a Emmanuel gran parte de su vida, sin ser muy consciente de
ello. Hasta que de pronto una de sus canciones llega a nuestros oídos y nos
descubrimos cantándola de memoria y con mucho sentimiento. Pocos artistas
tienen ese efecto atemporal en la sociedad. Emmanuel forma parte del imaginario
colectivo de varias generaciones de México, aunque no todos sean muy
conscientes de ello, pero de eso me enteré apenas ayer, cuando fui a mi primer
concierto de este cantante.
Fui
obviamente sonsacado por Tania, a quién debo reconocerle completamente el
mérito de introducirme el gusto por las canciones de Emmanuel.
También
fue el primer concierto de señores y gente grande al que fuimos. No es que
quiera dármelas de muy joven, pero hasta ahora, todos los conciertos a los que
he ido (salvo el de Paul McCartney que se cuece aparte) estaban más o menos
orientados a la chaviza, esa a la que todavía me aferro a pertenecer.
El caso
es que ayer por la tarde llegué al Auditorio Nacional sin una idea exacta de
qué vería. Por un lado sabía que escucharía una buena cantidad de éxitos y
canciones míticas, por el otro, no imaginaba qué tipo de ambiente habría y
sobre todo, el tipo de espectáculo que podría dar un cantante de esta
envergadura. Apenas llevaba unos minutos en el interior del auditorio, cuando me
di cuenta que si bien había jóvenes y hasta niños, la mayoría de los asistentes
era un público más maduro: treintañeros, parejas de cuarentones, grupos de
señoras de 50 pa' arriba. Eso sí, todos muy entusiastas. Contrario a lo que
pensaba, en el escenario la escenografía no era sobria, al contrario, lucía
moderna y llamativa.
Y de
forma potente comenzó el concierto con un bien planeado juego de luces,
pirotecnia y sonidos africanos. La gente animada. Aquello no parecía un
concierto para señores 'tan señores' como sospeché al principio. Y entonces
apareció Emmanuel y se adueñó de la situación. Hay artistas a los que con sólo
pararse en el escenario uno les nota el kilometraje y el colmillo bien
retorcido, y éste es uno de ellos. Bastaron tres canciones para que Emmanuel se
echara al público a la bolsa, y de ahí no salimos en dos horas.
Los
conciertos de Emmanuel son peculiares. Alcanzan pronto la cúspide de las
emociones y se mantiene en el mismo nivel todo el tiempo. Con canciones
perfectamente acomodadas y muchos popurrís que hacen que la mayoría de sus
éxitos sean interpretados. De pronto uno se descubre cantando temas que no
había escuchado en años, pero que permanecían en nuestra memoria desde quién
sabe cuándo. Y sí, es inevitable sonreír y dejarse llevar por esa ola
nostálgica de letra y música.
Creo
que no somos del todo conscientes del significado e importancia de Emmanuel en
la música mexicana contemporánea. No se le ha hecho justicia a un compositor de
ese tamaño, de esa trascendencia. Es hasta que detenidamente uno escucha la
cantidad de melodías que le ha legado al público, cuando se entiende que Emmanuel
tiene una trayectoria que lo coloca en un sitio privilegiado.
"Al
final", "Toda la vida", "Solo", "Pobre
Diablo", "Con olor a hierba", "El Rey Azul",
"Enséñame", "Todo se derrumbó", "El día que
puedas"... entre otras muchas, fueron coreadas y celebradas por los
presentes, mientras que Emmanuel, tan jovial a pesar de sus sepa Dios cuántos
años iba y venía incansable. Las señoras le gritaban a Emmanuel "Vengase
pa'ca papacito".
Definitivamente,
mi primer concierto de señores fue mucho mejor de lo esperado. Hit tras hit
hicieron que la presentación llegara a su final sin que me diera cuenta. A
nivel musical todo impecable, lo mismo el escenario moderno y funcional que le
brindaban la atmosfera adecuada a cada tema.
Cuando
al final Emmanuel cantó "La última luna" y se despidió del escenario,
el público abandonó el Auditorio Nacional satisfecho y aun tarareando las
canciones. Como dato curioso, fue el primer concierto de mi vida en el que el
artista no regresa al escenario para cantar otra, pero el público tampoco lo
pidió. Al parecer la gente grande no tiene esa costumbre y prefieren regresar
temprano para evitar que les de reflujo después de cenar.
Fuera
de eso, fue un excelente concierto. Emmanuel no da muchas presentaciones, por
eso me siento contento de haber ido. Si alguna vez pueden hacerlo, no lo
piensen más y véanlo en vivo, es una gran experiencia.
4 comentarios:
Es padre leer reviews tuyas de conciertos. Ésta en particular está padre, porque sí, yo también suelo ir mucho a conciertos "pa' la chaviza" Y ha de ser interesante toparte conque estuviste gran parte de la infancia escuchando la trayectoria de un artista de manera casi sulbiminal, jaja. Muy buena entrada. Saludos! =D
Tsssssssss!! Gabriel yo también fuí a ver a Emmanuel! Es un artista de los grandes, no podía faltar. Despues de la sorpesota de Raphael, que también me dejo impresionada, ya no haré menosprecios. No por viejos son malos, ni viceversa.
Un abrazo Gabriel!
xnd: Gracias por tu comentario, de hecho pensé que mis crónicas de conciertos estaban chafonas. Y sí, Emmanuel está en el subconsciente de nuestra generación. Un abrazo :)
Kiddo:¿También fuiste el sábado? Y tienes razón, ya iré más a este tipo de conciertos ¡son la onda!
Mi cantante favorito desde mis 12 años, en ese tiempo él tenía como 25...lo adoro es un hombre tan elegante, guapo y canta maravillosamente bien...ha marcado mi vida. Felicitaciones porque es tu compatriota, acá en Chile, lo queremos mucho, yo sobretodo. Saludos desde mi país Chile!
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