Si
alguien me hubiera comentado que la zona en la que vivo sería el epicentro de
la cobertura noticiosa, y lo más
mencionado durante horas en las redes sociales, simplemente no lo hubiera
creído.
Y sin
embargo pasó. Todo comenzó la noche del pasado miércoles 5 de septiembre. En
las redes sociales se reportaban enfrentamientos, balaceras y disturbios en
distintas zonas de Ciudad Nezahualcoyotl, municipio del Estado de México,
ubicado a una media hora de mi casa. En Twitter y Facebook se mencionaba que
los comercios del lugar habían sido cerrados, y que había camionetas negras
pasando y lanzando disparos. En los noticieros sólo se decía que a pesar de los
rumores no había datos concretos sobre violencia en esos rumbos. La policía
local dijo lo mismo.
Al otro
día, muy temprano revisé las noticias. Salvo un enfrentamiento que hubo en la
mañana del miércoles, entre miembros de dos sindicatos por el control del
servicio de mototaxis (y del cual sí había fotos y vídeos), no había reporte de
otros actos violentos en Neza. Esta versión era muy diferente a las que seguían
circulando en redes sociales, donde se hablaba de muertos, amenazas, individuos
que pasaban por las calles gritando que nadie saliera 'porque hay venían los
que andaban matando gente', también mencionaban a hombres encapuchados que irrumpían
en las casas sembrando terror.
En
internet la polémica se centraba en cuestionar a los medios de comunicación por
ocultar lo ocurrido en Neza, e informar que "no había registros de ningún acto
vandálico". Fue ahí cuando se manejó por primera vez el termino 'psicosis
colectiva'. Debo confesar que para ese momento (mañana del jueves 6 de
septiembre) no tenía una postura sobre lo que ocurria, por un lado sentía que
todo lo que se decía sucedia en Neza era exagerado. Por el otro, me inquietaba
que hubiera tantos tuits y testimonios diciendo que la tarde y noche del día
anterior distaban mucho de ser normales.
Durante toda la mañana seguí
puntualmente los reportes vía Twitter de lo que ocurría en Neza. Contacté a mi
amigo Julio, quien vive en la zona de conflicto. Me confirmó que en esas horas
se habló de gente que pasaba gritando que nadie saliera de sus casas pues 'ya
venían los encapuchados', que hubo mucho miedo entre los vecinos, pero que de
ahí en fuera, no pasó nada más. Más tarde un compañero del trabajo que también
vive en Neza comentó que le costó mucho trabajo llegar hasta su casa, pues los transportes
dejaron de prestar servicio de repente. Cuando logró llegar, se topó con las
calles vacías, como si se tratara de un pueblo fantasma. Además de eso, no vio
nada más.
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* *
Horas
después salí del trabajo y me dirigí a mi casa. Al llegar comí algo y entonces llegó
mi mamá diciéndome que pusiera las noticias en la televisión, pues en la calle
había oído que los de Antorcha Campesina ya estaban soltando balazos en la colonia
Agrícola Oriental (ubicada ya en la Ciudad de México, a unos 10 minutos de
distancia en auto de mi casa). Debido a toda la información que había checado
horas antes, le dije que ni se molestara en sintonizar algún noticiero, pues la
noticia (fuera real o falsa) no estaría ahí.
Salí
rumbo a Parque Tezontle, un centro comercial ubicado en mi colonia un centro comercial ubicado en mi colonia para comprar
algo y hacer unos pagos. Todo se encontraba en calma, o eso parecía, pues en el
trayecto vi a una señora salir muy espantada de mi casa y subir a su auto
mientras decía 'me dijeron que ahí vienen los de Antorcha Campesina'. En el
centro comercial las puertas de los bancos ya estaban cerradas, y sólo dejaban
entrar a quien haría alguna operación en la sucursal. Había seguridad privada
en cada uno de los accesos y varios locales estaban cerrando. Aproveche para
darle una checada a lo que se decía en Twitter, y entonces me llevé la
sorpresa: se hablaba de balaceras y violencia no sólo en mi colonia, sino en
las colonias de alrededor. Más fascinado que con miedo, regresé a la calle.
Todo se veía normal, no se escuchaba ni alboroto, ni disparos, ni había indicio
alguno de que algo raro estuviera ocurriendo.
Estar
cerca de las noticias o hechos relevantes siempre me resulta apasionante.
Seguramente eso explica que la curiosidad me hiciera cometer la imprudencia de
emocionarme y salir en auto cuando por medio de las redes sociales se
mencionaban más tiroteos en zonas cercanas. Mi idea era dirigirme a todos los
puntos en donde decían ocurrían estos hechos, y ver con mis propios ojos si de
verdad había grupos provocando el caos, o si como decían medios y autoridades,
todo se trataba de histeria colectiva.
Antes
de salir, el vigilante de mi calle dijo que tuviera cuidado, pues le habían
avisado que había grupos violentos causando destrozos en la colonia. Creo que
eso último me emocionó más. Recorrí mi colonia. Todos los comercios estaban
cerrados, incluso las tiendas Oxxo. Pero ni un rastro de violencia.
De ahí
me dirigí al mercado de La Rodeo, donde decían había un tiroteo. Y nada.
Nuevamente comercios cerrados, muy poca gente en la calle y nada más. Gente
rumorando en la calle pero nada más. Hasta me tomé una foto:
Así
anduve, de un lado a otro, siguiendo el rastro de los sitios en donde se rumoraba
había encapuchados soltando balazos y causando pánico. El escenario siempre fue
el mismo, casas y negocios cerrados… y ya. Así llegué a la Agrícola Oriental,
donde se rumoraba que los enfrentamientos eran peores.
Cada
vez había más gente en la calle, que calmados comenzaban a hacer su vida
normal. Según averigüé, todos se enteraron de los rumores porque 'les dijeron',
pero a ciencia cierta nadir había visto nada. Incluso, la versión de cambiaba
constantemente. Unos culpaban a los de Antorcha Campesina, otros a Los Zetas, a
la Familia Michoacana, a grupos criminales y hasta elementos de partidos
políticos.
Casi
una hora estuve así, dando vueltas sin encontrar el caos prometido. Entonces
comencé a desmentir los rumores por medio de mis cuentas de Twitter y Facebook,
subiendo las fotos que tomaba y contando lo que iba viendo. No fui el único,
otros usuarios hacían lo mismo. Y es que el rumor hablaba ya de disturbios en varias
delegaciones de la zona Sur-Oriente del Distrito Federal. Por un buen lapso de
la tarde, las redes sociales se
vieron convulsionada por quienes estaban convencidos de que la violencia tenía a
la ciudad de cabeza, y quienes lo negábamos.
Me
habló una tía diciendo que la situación de rumores era la misma en San Lorenzo
Tezonco. Mi abuela luego nos reportó que todo estaba cerrado por Viaducto y
Calzada de Tlalpan. Muchos 'me dijeron', ni un 'yo vi'.
Solamente
una persona fue la que me dijo que vio disturbios por la zona del mercado de
San Juan, en Neza, en donde comentó que hubo ensangrentados. Fuera de eso,
nadie más pudo darme una referencia certera, algo que no fuera el típico
'dicen'. Además, contrario a lo que ocurre con otros eventos semejantes, no
había ni una foto ni un video sobre lo que ocurría. En estos tiempos, en los
que una gran cantidad de la población trae celulares con cámaras, me parece
inverosímil que no haya prueba alguna tras casi 24 horas de reportes.
Curiosamente, las pocas pruebas que iban surgiendo correspondían a otras fechas
y lugares, siendo desmentidas casi de forma inmediata.
En la
noche volví a salir. Los comercios ya estaba abiertos y había mucha gente en la
calle. La vida volvía a su ritmo habitual y así como los rumores y el pánico
fue esparcido, la calma y el descubrir que no pasaba nada fue llegando de oído
en oído.
El
mismo jueves se dio a conocer que varias personas fueron detenidas por andarle gritando
a la gente que no saliera y que se escondieran "pues ahí venían los
antorchistas en camionetas y soltando de balazos". Confesaron que les
pagaron 400 pesos por hacerlo, pero no se ha dado a conocer quién lo hizo.
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Definitivamente
lo ocurrido fue la repetición de un rumor que alcanzó dimensiones
inimaginables, pero que por fortuna quedó en eso. La pregunta importante es
quién y con qué fin contrató a personas para que comenzaran a esparcir estas
falsas versiones. Alguien quiere que la población tenga miedo y se quede en sus
casas. Y eso es precisamente lo que no se debe hacer. Si bien las redes
sociales en un principio contribuyeron a que esta bola de nieve creciera,
también ayudaron a que entre todos nos diéramos cuenta de que en realidad no
pasaba nada.
Salir a
la calle y no tener miedo fue lo que el jueves hizo la diferencia. La fuerza
del crimen organizado y el narco radica en su capacidad de tenernos controlados
y encerrados. Si se los impedimos entonces les quitamos gran parte de su poder.
También
cabe la posibilidad de que lo sucedido tenga como finalidad forzar que se
regule el contenido de las redes sociales 'para que no vuelva a ocurrir lo
mismo', pero vamos, tener bajo la mira lo que dicen y hacen millones de
usuarios en internet es casi imposible.
La
psicosis colectiva de hace dos días nos deja claro que se necesita más que un
par de gritones para someter a la Ciudad de México. Desde entonces los
comercios están abiertos y la gente sigue saliendo a la calle.
Aunque
la verdad, estuvo suave la vaciada del jueves.
2 comentarios:
Muy interesante tu entrada y es la segunda que leo desmintiendo los rumores de ese día. Definitivamente es increíble el poder de las redes sociales para bien o para mal.
Saludos!!'
Dely
Dely, muchas gracias por tu comentario. Efectivamente, las redes sociales están revolucionando al mundo. Un abrazo!!!
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