Ayer me corrieron. No, no es broma. Oficialmente he pasado a formar parte de las tasas de desempleo de éste país y para ser sincero, no se siente nada bien… o más o menos, les explico.
Hace más de tres años, entré a trabajar a una empresa (no diré el nombre para evitar problemas) de monitoreo y análisis de información, la cual lleva algunas cuentas muy buenas (las cuáles tampoco mencionaré, por ahora). Desde un principio no estuve muy conforme con algunas de las condiciones de aquel empleo, pero poco a poco fui encontrando mi lugar y comencé a conocer a personas maravillosas, algunas de las cuales, hoy son grandes amigos. Paulatinamente fui ascendiendo puestos, teniendo más responsabilidades, y con orgullo y satisfacción puedo decir que mi desempeño fue satisfactorio. Sin embargo, nunca me sentí realizado. Mi sueldo no era la gran cosa, muchas veces tenía que quedarme a trabajar horas extras o ir días que no me correspondía, comencé a padecer gastritis y siempre me sentía cansado a causa de dormir poco. Después de mucho tiempo fui entendiendo que si no hacía nada por salirme de esa oficina, podría quedarme en esa zona de confort por años. Ganando lo suficiente para pasar el rato, pero no para forjar un futuro sólido; sin prestaciones para afrontar cualquier eventualidad del destino; y dejando además, mis otros sueños por nada.
Los últimos meses la idea de renunciar se me fue haciendo necesaria. No quería dejar todo botado pero tampoco estaba dispuesto a seguir en un lugar cuyas expectativas de crecimiento son casi nulas. Varias veces me fijé fechas para salirme de la empresa pero siempre terminaba posponiéndolas. A veces para juntar un poco más de dinero, otras para no dejar la chamba en un momento inadecuado o de mucha carga, otras por simple presentimiento. Ahora que lo pienso, quizá de no haber pasado lo que pasó, siempre hubiera encontrado alguna excusa para mantenerme ahí. Supongo, o así quiero y me reconforta pensarlo, que el destino terminó dándome el empujoncito que por cobarde probablemente nunca hubiera dado.
¿Si a pesar de todo, di buenos resultados en la empresa, por qué terminaron despidiéndome? Pues por twittear. Así de simple, de cagado, de estúpido, de idiota y difícil de creer es. Para nadie es un secreto que el blog y las redes sociales son parte de mi vida. En un trabajo en el que todo el tiempo me exigía estar conectado y usando estas herramientas, usar mis cuentas de Twitter o Facebook no era nada complicado. Si han leído mis tweets, sabrán que en ellos hay espacio para todo. Desde comentarios estúpidos, opiniones deportivas, enlaces a mi blog y críticas. No soy de quedarme callado ante las injusticias, y en la oficina no era la excepción. Cada que pasaba algo que no me parecía correcto, lo posteaba en mi cuenta de Twitter. A mi cuenta de twitter la considero como algo personal, un espacio de libre expresión en el que puedo poner lo que me la gana.
Ayer me dijeron que el jefe quería hablar conmigo. Pensé que sería una charla monótona, de esas que he tenido muchas. Estaba equivocado. Sucede que algunas veces, me quejé de que alguno de los clientes que pedían demasiadas cosas y alguien en esa empresa se dio cuenta y se dio a la tarea de ir recolectando esos tweets. Días antes, en un mail (y argumentando a un supuesto amigo en común) uno de los clientes de esa empresa preguntó si yo era Gabriel Revelo. Ahora las cosas encajan, sólo estaban corroborando si yo era el mismo de los tweets. Nunca hice un juicio a nombre de la empresa en la que estaba, mis opiniones siempre fueron personales, pero eso ni el jefe ni su esposa lo entendieron. Dijeron que mis acciones ameritaban un cese inmediato y que yo, al ganar por honorarios, no merecía liquidación alguna. Las cosas se complicaron cuando la mujer del jefe, inconforme con que se me pagara, husmeó en mi cuenta de twitter y vio las cosas que había escrito sobre mi trabajo. Colocaron un iPhone apuntando hacía mi, el cual, obviamente grababa la conversación. Es cierto, escribía en su contra, y que quizá lo hacía empleando un lenguaje inadecuado, pero ninguna de mis críticas es injustificada e insisto, soy libre de dar mi opinión si lo hago a título personal.
Terminaron dándome una remuneración que a mi modo de ver las cosas, fue muy poca. Me sacaron poco menos que como si hubiera matado a alguien y me hicieron firmar una carta de renuncia. Me podrán haber argumentado que violé la confidencialidad de la empresa, pero no hice más que expresar lo que no me parecía, en un espacio que para eso fue creado. Por desgracia la legislación en cuanto a redes sociales está en pañales. Me queda el consuelo de que no fui despedido por alguna falla en mi trabajo, éste siempre fue impecable y lo defiendo a muerte. Le di a la empresa más de lo que recibí a cambio y si lo que les molestó fue leer sus verdades, ni hablar, de todas formas son muchos los que piensan como yo. Acepto que me faltó ser profesional y no mezclar algo tan personal como lo son las redes sociales, con lo que pasa en mi trabajo. Aprendí la lección y créanme, seré infinitamente más cuidadoso en el futuro. Sobre todo, le daré sólo importancia a las personas que la tienen. Si alguien de mi antigua empresa lee esto, despreocúpese, no los volveré a mencionar nunca más.
Mentiría si les dijera que me siento feliz o satisfecho con lo que pasó. Al contrario, si bien mi plan era bajarme de aquel barco en unos meses, el que haya sido así me pone frente a uno de mis mayores temores: la desocupación laboral. Es el enfrentarme al día a día, sin un rumbo fijo ni la idea clara de por dónde comenzar lo que hoy me tiene con el ánimo bajo. Sé que quiero colaborar en algún medio impreso o electrónico, que escribir es lo que hago menos mal. Es sólo que el pensar en esas tardes de mandar curriculums y no recibir respuestas me da pánico. El dinero que tengo no es mucho y no será eterno. Debo emplear el tiempo y no dejar que éste me coma. Luchar contra mi nueva rutina que se resume en nada. No quiero decepcionarme ni decepcionar a quienes me quieren y esperan más de mí. Le temo al futuro y enfrentarme a él, cargado sólo de incertidumbre, me pone nervioso. Quiero pensar que vienen cosas mejores y que debo ver todo como una nueva oportunidad, como una aventura que está por comenzar. Me hace falta creérmela.
Suerte a mí, la necesito.
Hace más de tres años, entré a trabajar a una empresa (no diré el nombre para evitar problemas) de monitoreo y análisis de información, la cual lleva algunas cuentas muy buenas (las cuáles tampoco mencionaré, por ahora). Desde un principio no estuve muy conforme con algunas de las condiciones de aquel empleo, pero poco a poco fui encontrando mi lugar y comencé a conocer a personas maravillosas, algunas de las cuales, hoy son grandes amigos. Paulatinamente fui ascendiendo puestos, teniendo más responsabilidades, y con orgullo y satisfacción puedo decir que mi desempeño fue satisfactorio. Sin embargo, nunca me sentí realizado. Mi sueldo no era la gran cosa, muchas veces tenía que quedarme a trabajar horas extras o ir días que no me correspondía, comencé a padecer gastritis y siempre me sentía cansado a causa de dormir poco. Después de mucho tiempo fui entendiendo que si no hacía nada por salirme de esa oficina, podría quedarme en esa zona de confort por años. Ganando lo suficiente para pasar el rato, pero no para forjar un futuro sólido; sin prestaciones para afrontar cualquier eventualidad del destino; y dejando además, mis otros sueños por nada.
Los últimos meses la idea de renunciar se me fue haciendo necesaria. No quería dejar todo botado pero tampoco estaba dispuesto a seguir en un lugar cuyas expectativas de crecimiento son casi nulas. Varias veces me fijé fechas para salirme de la empresa pero siempre terminaba posponiéndolas. A veces para juntar un poco más de dinero, otras para no dejar la chamba en un momento inadecuado o de mucha carga, otras por simple presentimiento. Ahora que lo pienso, quizá de no haber pasado lo que pasó, siempre hubiera encontrado alguna excusa para mantenerme ahí. Supongo, o así quiero y me reconforta pensarlo, que el destino terminó dándome el empujoncito que por cobarde probablemente nunca hubiera dado.
¿Si a pesar de todo, di buenos resultados en la empresa, por qué terminaron despidiéndome? Pues por twittear. Así de simple, de cagado, de estúpido, de idiota y difícil de creer es. Para nadie es un secreto que el blog y las redes sociales son parte de mi vida. En un trabajo en el que todo el tiempo me exigía estar conectado y usando estas herramientas, usar mis cuentas de Twitter o Facebook no era nada complicado. Si han leído mis tweets, sabrán que en ellos hay espacio para todo. Desde comentarios estúpidos, opiniones deportivas, enlaces a mi blog y críticas. No soy de quedarme callado ante las injusticias, y en la oficina no era la excepción. Cada que pasaba algo que no me parecía correcto, lo posteaba en mi cuenta de Twitter. A mi cuenta de twitter la considero como algo personal, un espacio de libre expresión en el que puedo poner lo que me la gana.
Ayer me dijeron que el jefe quería hablar conmigo. Pensé que sería una charla monótona, de esas que he tenido muchas. Estaba equivocado. Sucede que algunas veces, me quejé de que alguno de los clientes que pedían demasiadas cosas y alguien en esa empresa se dio cuenta y se dio a la tarea de ir recolectando esos tweets. Días antes, en un mail (y argumentando a un supuesto amigo en común) uno de los clientes de esa empresa preguntó si yo era Gabriel Revelo. Ahora las cosas encajan, sólo estaban corroborando si yo era el mismo de los tweets. Nunca hice un juicio a nombre de la empresa en la que estaba, mis opiniones siempre fueron personales, pero eso ni el jefe ni su esposa lo entendieron. Dijeron que mis acciones ameritaban un cese inmediato y que yo, al ganar por honorarios, no merecía liquidación alguna. Las cosas se complicaron cuando la mujer del jefe, inconforme con que se me pagara, husmeó en mi cuenta de twitter y vio las cosas que había escrito sobre mi trabajo. Colocaron un iPhone apuntando hacía mi, el cual, obviamente grababa la conversación. Es cierto, escribía en su contra, y que quizá lo hacía empleando un lenguaje inadecuado, pero ninguna de mis críticas es injustificada e insisto, soy libre de dar mi opinión si lo hago a título personal.
Terminaron dándome una remuneración que a mi modo de ver las cosas, fue muy poca. Me sacaron poco menos que como si hubiera matado a alguien y me hicieron firmar una carta de renuncia. Me podrán haber argumentado que violé la confidencialidad de la empresa, pero no hice más que expresar lo que no me parecía, en un espacio que para eso fue creado. Por desgracia la legislación en cuanto a redes sociales está en pañales. Me queda el consuelo de que no fui despedido por alguna falla en mi trabajo, éste siempre fue impecable y lo defiendo a muerte. Le di a la empresa más de lo que recibí a cambio y si lo que les molestó fue leer sus verdades, ni hablar, de todas formas son muchos los que piensan como yo. Acepto que me faltó ser profesional y no mezclar algo tan personal como lo son las redes sociales, con lo que pasa en mi trabajo. Aprendí la lección y créanme, seré infinitamente más cuidadoso en el futuro. Sobre todo, le daré sólo importancia a las personas que la tienen. Si alguien de mi antigua empresa lee esto, despreocúpese, no los volveré a mencionar nunca más.
Mentiría si les dijera que me siento feliz o satisfecho con lo que pasó. Al contrario, si bien mi plan era bajarme de aquel barco en unos meses, el que haya sido así me pone frente a uno de mis mayores temores: la desocupación laboral. Es el enfrentarme al día a día, sin un rumbo fijo ni la idea clara de por dónde comenzar lo que hoy me tiene con el ánimo bajo. Sé que quiero colaborar en algún medio impreso o electrónico, que escribir es lo que hago menos mal. Es sólo que el pensar en esas tardes de mandar curriculums y no recibir respuestas me da pánico. El dinero que tengo no es mucho y no será eterno. Debo emplear el tiempo y no dejar que éste me coma. Luchar contra mi nueva rutina que se resume en nada. No quiero decepcionarme ni decepcionar a quienes me quieren y esperan más de mí. Le temo al futuro y enfrentarme a él, cargado sólo de incertidumbre, me pone nervioso. Quiero pensar que vienen cosas mejores y que debo ver todo como una nueva oportunidad, como una aventura que está por comenzar. Me hace falta creérmela.
Suerte a mí, la necesito.
12 comentarios:
Hola Gabriel, aqui como en twitter venimos apoyandote, lastima que no podamos expresarnos y levantar la voz por que rapido se utiliza el poder de estar "arriba" para intentar acallar las voces.
Yo estoy sin chamba desde el 15 de diciembre, pero mi situacion es basto diferente, y casi se ha vuelto una rutina anual el pasar unos meses en stand by y sin nada enfrente, mas habra de llegar un momento en el que deba empezar a buscarle como cada año.
en este momento para ti, es una oportunidad para tocar puertas y hacerte escritor que es tu sueño.
mira que en una de esas yo acabo haciendome dibujante X-D
xhaludos mi gabo, mucho animo y pues a gastar suelas caminando y tocando puertas.
que estes muy bien!
Gabo te deseo el mayor de los exitos, recuerda AÑO NUEVO VIDA NUEVA.
Solo ponte listo y saca tus antenitas de vinil
te quiero.
lo mejor de todo es que ya tienes experiencia y eso cuenta mucho cuando se solicita trabajo, mucha suerte para que encuentres un mejor trabajo, se positivo, sonrie a la vida que te ira mejor!
saludos
lMariehl
Carnal, a como lo veo estabas tremendamente desperdiciado en ese empleo. Estoy seguro que podrías colocarte facilmente como redactor o copywritter publicitario en muchas agencias.
Yo me ví en esa situación de despido hace exactamente un año y te puedo decir que estas situaciones te ponen en movimiento y te dan la oportunidad de abrirte a nuevos retos y conocimientos.
No dudo en que encontrarás un empleo mucho mejor en el corto plazo, así que a darle pa adelante y a reforzar ese networking, que al menos en mi caso, ha sido el que me ha brindado la oportunidad de integrarme a mis 3 ultimas posiciones de trabajo.
Un abrazo y felicidades por haber salido de ese trabajo tan absurdo y de haberte librado de esa gente ordinaria.
NO MA-MES!!!!
el que tu hayas publicado inconformidades no es motivo para un cese de actividades laborales o "despido" como lo dicen, eso fue un argumento demasiado estupido... ya ves que los dos adolecemos por decir que un idiota es un idiota... pero ¿cuando ha sido pecado decir verdades?
por otro lado, si hay que tener cuidado con esto, no es por frikearte pero pueden boletinarte y no es nada agradable si lo que escribies lo leyo una persona ajena a tu trabajo (cliente) y lo hizo del conocimiento de tu ex-jefe ahora imaginate...
pero de todas maneras no esta bien, deberias ir a conciliacion y arbitraje para preguntar que puedes hacer o que procede.. meteles pleito!!! saangrales una lana!!!! ellos ganaron seguramente muchisimo mas dinero de lo que a ti te dieron... no es justo..
Mi repudio a ese tipo de gente y mi total apoyo para ti Revelo.
ANIMO!!
«el destino terminó dándome el empujoncito que por probablemente nunca hubiera dado.»
No hay mal que por bien no venga, ni que dure cien años. No temas, vive la vida y si el trabajo que tenías no te dejaba cumplir tus sueños, consigue otro igual, pero que te de Seguro Social, y más tiempo libre, y mantén la búsqueda de trabajo, para que en verdad puedas encontrar el que ames/sueñes.
Saludos Gaby. Y pásame tu C.V. a chandemonio@gmail.com
Lo lamento mucho; el que estés por honorarios no significa que no te cubran alguna cantidad que, desde luego, resulte justa.
Ahora bien, debes regresar a esa empresa y pedir que, com oya concluyó ahí tu ciclo, te entreguen una carta de recomendación para acudir a pedir empleo a otra parte.
Si te la niegan, simplemente ve a la procuraduria de la defensa del trabajo para: (1) chequen si lo que te pagaron fue màs o menos justo; y (2) para que reclames una indemnización. Se lo que te digo.
Suerte, no te deprimas y no dejes de buscar empleo.
Ay Gabriel, esa empresa era explotadora a más no poder, yo lo descubrí pronto y no tuve reparos en decirle al jefe "me voy!". Según él esas no eran formas de dejar un trabajo y puede que tenga razón, pero realmente me deprimía en ese lugar. Quiso hacerme sentir mal al mencionar que si otras empresas hablaban para pedir referencias mías ciertamente hablarían negativamente (como si lo fuera a mencionar).
En fin, lo que te quiero decir es que no te deprimas y trata de ser positivo, que podrás dormir nuevamente más de ocho horas y comenzar de nuevo.
Saludos de leoAbook.
xhabyra: Gracias por el apoyo brindado desde un principio. Leo tu blog, veo lo que haces y no tengo la menor duda de que alcazarás tu sueño, pues talento lo tienes, y de sobra. A seguir en el camino, que ya encontraremos donde quedarnos.
ma: ya saqué las antenitas de viníl. gracias por el apoyo.
mari: le sonreímos desde ya, a ver qué nos presenta.
pedro: te agradezco el que siempre opines tan bien de mi. quizá si estaba desperdiciado y creo que las felicitaciones vienen muy al caso. no tengo gran experiencia en eso de buscar oportunidades en agencias, pero ni hablar, habrá que aprender. qué vengan los nuevos retos. un afectuoso abrazo.
manuel: hay gente así, que no soporta la verdad. he pensado si hacer de éste pleito algo mayor pero creo que sería desgastarme más. sin embargo, cada que les han metido pleíto (cosa bastante frecuente) siempre salen perdiendo. Por otro lado, igual y sería sano ya dejar las cosas por la paz. como verás, aun no me decido. a ver qué pasa, mientras tanto, gracias por el valioso apoyo, lo aprecio de verdad.
johny: ya te mandé un el curriculum. pues llegó el empujón amigo, ahora hay que saber manejar la caída y levantarse rápido. tarde o temprano llegará ese trabajo que ame. gracias, gracias y más gracias por siempre estar.
anónimo: después de leer tu coment, me doy cuenta de qué mi despido dejó mucho que desear. gracias por hacermelo saber.
leo: quién mejor que tú, que también estuviste ahí, para decirme que hice lo correcto. sólo extrañaré a varias personas muy valiosas de ahí, el resto, es perfectamente olvídable.
Gracias a la empresa que te despidio. Eres mucho para ese trabajo. FElicidades
"el destino terminó dándome el empujoncito que por cobarde probablemente nunca hubiera dado."
Dicen que todo lo que nos pasa realmente es producto de nosotros mismos, es decir que si buscamos algo fervientemente, lo conseguimos, el punto es que no sabemos especificar lo que pedimos entonces es como con los genios de las lámparas (metafóricamente hablando obviamente) que si tu deseabas desayunar huevos revueltos, se les olvida darte el plato porque no lo especificaste y te quemas las manos comiendolos sin cubiertos....
Bueno el punto es que a mi parecer, suena que lo deseabas tanto, que realmente paso, sólo que no con el resultado deseable ya que faltaron las especificaciones. De cualquier manera, los cambios merecen un aplauso, y nunca llegan en mal momento, todo es cuestión de actitud.
Espero que todo salga mejor que antes y mejor de lo esperado.
Saludos
Como siempre, un gusto leerte.
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