viernes, 22 de abril de 2016

Los mexicanos no nos reímos de todo, al contrario, somos amargados


"El mexicano se ríe de todo, incluso de la muerte", señala un dicho popular que usamos a la menor provocación para señalar con orgullo que en nuestro país somos vaciladores, dicharacheros, dueños de un gran sentido del humor y que siempre andamos con una sonrisa en la boca. 

Y saben qué, no es cierto. 

Solía ser de aquellos que presumía que en México hacemos chistes de todo y de todos, que nos gusta reírnos de nuestras tragedias y que hacemos de la vida una fiesta. Sin embargo, durante los últimos años he notado que hemos perdido (si es que alguna vez la tuvimos) esa capacidad de ponerle humor a las cosas. 

En esta ocasión me referiré particularmente a las redes sociales, que si bien no representan a la sociedad como tal, si son un termómetro que nos permite ver cómo andamos en algunos ámbitos. Y en lo que respecta al humor salimos reprobados. 

Twitter y Facebook son dos ejemplos de lo que quiero explicar: ¿Cuántos tuits o posts que leen a diario no son quejas? Y no me refiero a quejas contra alguna compañía que hace mal su chamba o algún político al que cachan en una movida, sino reproches contra lo que ha dicho o hecho otra persona y que las masas consideran como "políticamente incorrecto"

Recuerdo que cuando abrí mi cuenta de Twitter podía hacer cualquier comentario sin temor a que una bola de resentidos me critiquen por mi forma de pensar o por insensible. Ahora me la pienso dos veces antes de poner algún comentario que vaya en contra de lo "aceptado" por los demás. 

Para no ir muy lejos, me han odiado en las redes sociales por decir que...

- Los ciclistas a veces son peores que los automovilistas. 

- Peña Nieto no es el culpable de todos los males de la sociedad.

- Elena Poniatowska me parece una escritora sobrevalorada y que me cae gorda.

- Los normalistas desaparecidos de Ayotzinapan no eran unas blancas palomitas.

- En mi opinión Televisa no es el opio del pueblo.

- Nunca escuché a David Bowie. 

- Las películas de Tarantino ni están tan chidas.

- El feminismo en exceso es hartante.

Y así podemos agregar un grandísimo etcétera. Aunque procuro decir todas estas cosas con sentido del humor, pues total, el mexicano se ríe hasta de su muerte, siempre salen uno o dos ofendidos no tanto por mi forma de pensar, sino por cometer el atrevimiento de externar mi opinión. 

Y es que en privado somos capaces de opinar un montón de barbaridades, pero en sociedad queremos quedar como los seres más rectos y éticos. 

* * * * * 

La verdad es que andamos bien sensibles y todo lo vemos mal. Las redes sociales, y otros espacios en Internet están pasando de ser un lugar de libertad para convertirse en el espacio de las buenas conciencias, donde la ética de las masas y las apariencias son las que manda. Parece mentira que justo cuando más memes se comparten, es cuando más serios y aprensivos nos portamos. 

El sentido del humor es básico en una sociedad que aspira a desarrollarse. Basta revisar el humor que se maneja en Inglaterra o Estados Unidos donde, sin querer sonar muy malinchista, se ríen de si mismos y no tienen miedo de usar el humor negro como arma contra las propias injusticias sociales y del poder. No en vano dicen que la mejor forma de combatir al enemigo, a un poder mayor o al propio miedo es ridiculizándolo 

¿Por qué creen que en las dictaduras y formas de gobierno totalitarios una de las primeras cosas que se intentan controlar o restringir es al uso del humor? o ¿Por qué el humorismo de Héctor Suárez era tan celebrado? Pues porque mediante al humor se realizaba una crítica a la sociedad y sus problemas y no sólo nos hace reír sino también reflexionar.

* * * * *

En México, no obstante, vamos en retroceso y nos ofendemos por todo. Alguien hace un chiste de algún muerto famoso y los demás se ofenden y te tachan de insensible; realizas un comentario ingenioso contra el candidato de izquierda favorito del pueblo y automáticamente eres un vendido e instrumento del poder; haces algún chiste políticamente incorrecto y eres tachado de machista, homofóbico y/o racista. 

Y señores, estoy de acuerdo en que hasta el humor tiene límites, pero por favor no exageremos pues últimamente parece que ningún chile nos embona. 

Conclusión: Nos estamos volviendo unos amargados, por favor aprendamos a reírnos de nosotros mismos. Ya no hagan corajes, les va a hacer daño.