jueves, 31 de marzo de 2011

El Vampiro y el Sexo


Probablemente, uno de mis primeros héroes de infancia fue Santo, el enmascarado de plata. Un ícono de la lucha libre mexicana, y de la cultura mexicana, hizo que por varios años de mi niñez disfrutara cada una de sus películas con vehemencia loca. Tenía mi mascara plateada y la llevaba a todos lados. Me imaginaba siendo él, investigando cosas, luchando contra la delincuencia y fuerzas sobrenaturales que amenazaran con romper la paz ya no de mi ciudad, sino del mundo entero. Por más que se comente que estos largometrajes incluso estaban repletas de detalles chuscos y de bajo presupuesto (como olvidar a los murciélagos detenidos con un alambre, o a las modernísimas computadoras que en realidad eran cajas con foquitos) yo me las tomaba demasiado en serio. Realmente me daban miedo los monstruos malos, me angustiaba cuando El Santo estaba a punto de ser derrotado y respiraba tranquilo cuando finalmente las fuerzas del bien triunfaban sobre las del mal.

El paso del tiempo hizo que dejara de ver estas películas, pero no que dejaran de gustarme. Ya no las veía angustiado, sino maravillado del género cinematográfico tan peculiar que estas representaban. Aun hoy, si llegó a toparme con alguna película del Santo ('Santo y Blue Demon vs. las Momias de Guanajuato' es mi favorita) es altamente probable que deje lo que esté haciendo para poder verla a gusto. Sin embargo, paralelo a estas joyas clásicas del cine mexicano, existía una leyenda urbana que con el tiempo fue creciendo: la existencia de una película para adultos en la que participó el Santo, y cuyo nombre era ‘El Vampiro y el Sexo'.

La existencia de aquella obra siempre me inquieto. Cuando buscaba información al respecto nunca encontré datos precisos que autentificaran su autenticidad. Muchos hablaban de ella, pero a ciencia cierta nadie la había visto. El tema con el tiempo se me fue olvidando, hasta que hace una semana volvió a salir a la luz pública, cuando se anunció la exhibición de ‘El Vampiro y el Sexo’ en el marco de la 26va edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara. Inmediatamente se desató el morbo por ver esta llamada ‘cinta inédita’. Hasta entonces, El Hijo del Santo, heredero del personaje de su padre, pocas o quizá nunca, se había expresado sobre el tema. Eligió hacerlo hace unos días, en su columna ‘Hablemos sin Mascaras’, publicada en el periódico Récord.

Esta es la historia. A finales de los 60’s El Santo firmó dos contratos para participar en siete películas coproducidas con Guillermo Calderón Stell. En el contrato legal se estipula que el 50% de lo recaudado tanto en taquilla, como en sus posteriores exhibiciones en diversos medios audiovisuales, sería para el Santo (o en éste caso para sus herederos) y el otro 50, para Guillermo Calderón. Entre estas cintas se encontraba 'Santo en El Tesoro de Drácula', filmada en 1968. Fue precisamente durante el rodaje de esta cinta, cuando Guillermo Calderón le propuso a El Santo hacer una versión para adultos de esta cinta, en donde podría mostrar desnudas a varias actrices que participaron en la cinta, y así, poder exhibirla al público europeo. El Santo se negó rotundamente a que su imagen se asociara a escenas de sexo pues su personaje y cine, está orientado a toda la familia. Guillermo Calderón, antes de habérselo consultado al Santo, decidió filmar algunas escenas con Aldo Monti (Drácula) en las que Gina Moret, Jessica Rivano y Sonia Aguilar, entre otras actrices que interpretaban a las vampiras, aparecían mostrando la parte superior de sus cuerpos desnudas. Al enterarse de la negativa del Santo, Calderón respetó la decisión del luchador y encapsuló estás escenas bajó el título de ‘El Vampiro y el Sexo’.

‘Santo en el Tesoro de Drácula’ se estrenó y tuvo un gran éxito. Aquella versión (que sólo son unas escenas en las que El Santo no participa, y no una película como se pretendió) nunca se exhibió, pero permaneció en el colectivo popular como un mito del que nunca se supo la verdad. Los cinco rollos en los que se encuentran éste material, recientemente fueron hallados por Viviana García Besné (sobrina nieta de Guillermo Calderón) y decidió exhibirla como si ‘Santo en el Tesoro de Drácula’ y este material fuera una sola película.

El Hijo del Santo, como dueño del personaje, defendió la voluntad de su padre de no vincularlo con escenas de sexo o violencia. Logró que esta cinta no fuera exhibida, a menos, que las escenas grabadas por Guillermo Calderón se exhiban sin vincular ni editar de ninguna forma la imagen del Santo. Muchas opiniones surgieron entonces. Desde los que califican la decisión como un acto de censura, pues la película como tal es un material de culto, hasta quienes defienden la posición del Hijo del Santo. En mi caso, y me considero una voz calificada, pues soy fan de las películas del Enmascarado de Plata, califico como correcta la defensa que el Hijo del Santo hizo. La memoria de un personaje tan importante en la cultura mexicana, debe preservarse ante cualquier intento que tenga como objetivo desvirtualizarla.

El misterio de ‘El Vampiro del Sexo’ ha sido resuelto por el Hijo del Santo. No existe una película como tal. Sólo un par de escenas grabadas sin su consentimiento, y en las que él ni siquiera interviene.


*** Actualización Viernes 1 de abril de 2011 ***

El día de hoy, el periódico Reforma publicó varias imágenes de escenas de “El Vampiro y el Sexo” en la que presuntamente, se comprueba que El Santo sí participó en escenas con actrices desnudas.



Al enterarse de la existencia de estas fotografías, el Hijo del Santo declaró “No dudo que mi papá haya tenido escenas o fotografías con las mujeres encueradas, pero de eso a que les den un uso negativo es otra cosa, porque no corresponde a la imagen del Santo(…) Por respeto a mi papá, Calderón guarda esos rollos, aunque mandó hacer algo de publicidad pensando en que tal vez, más adelante, convencería a mi papá, pero nunca lo logró (…) Yo ya cumplí con mi deber de hijo, moralmente y como continuador del personaje, al pedirles que respeten su petición, pero si no lo hacen, entonces ya pensaría en actuar legalmente (…) Eso sí, ojalá y también sean originales las fotografías, porque también hay que tener cautela con ello”.

La opinión de éste bloggero no cambia. Sigo viendo al Santo como un héroe e ícono popular con una fama intachable. La existencia de ‘El Vampiro y el Sexo’, de existir, no contiene escenas de sexo explicito, sino sólo escenas de desnudo femenino. Quizá algún día se exhiba como alguna vez, se dice sin que esté probado, sucedió en Europa. He sabido de muchos fans que desean verla como objeto de culto. Como una historia un tanto diferente, de héroes de siempre. La verdad sigue oculta, agrandando el mito del Enmascarado de Plata.

martes, 22 de marzo de 2011

Los de la banda Zoé ¿chairo-reptilianos-iluminati?



No hace mucho me pregunté en éste blog ¿qué es éste mundo?, lleno de fenómenos incomprensibles como fantasmas, conspiraciones, duendes, posesiones diabólicas, extraterrestres y cosas de esa índole. Éste post seguirá ampliando mis cuestionamientos sobre un tema similar: los reptilianos. Será de esas veces que escribes algo que no quieres. O al menos, sabes que el resultado final te dejará inquieto y hasta nervioso.

No era así desde el principio. Cuando empecé con la idea de escribir sobre el grupo de rock mexicano y su relación con los reptilianos, quería hacerlo en un tono informal y hasta cierto punto, de broma. Conforme fui buscando información para complementar mi supuesta burla, fui dándome cuenta de que el tema, en realidad, aparentemente es más serio de lo que parece. Vayamos, pues, por partes, hace unas semanas veía el programa Extranormal (si ya sé, no es de lo más científico ni confiable que puede haber, pero me divierte verlo) y ahí trataron el tema de varios artistas que en realidad son reptilianos, entre ellos Lady Gaga. Mientras veía ese reportaje, un twittero posteó que en aquel reportaje les había faltado hablar de Zoé y su canción ‘Reptilectric’ y su clara referencia al tema de los reptilianos. Días después chequé el vídeo y me quedé de a 4. La letra de la canción y las imágenes hablan de cosas intergalácticas y de un ser extraño y reptil que llega a la tierra. Miren el vídeo:



Es probable que los de la disquera, por órdenes de los reptilianos, bloqueen el vídeo de arriba, de ser así, denle clic aquí para poder verlo. No me van a decir que la canción es de lo más normal, menos después de ver algunos de sus versos:

“Reptilectric tus alas eléctricas
Son de verde cristal, de vapor iluminador.
Reptilectric, ya no creo en ningún Dios
Creo en el mar sideral y en el templo bajo mi piel…”

“…Reptilectric, profeta galáctico
Mensajero de luz, aquí estamos esperándote…”

“…Reptilectric, bienvenido a la Tierra…”

“… una mañana en el horizonte, bajando por triángulo del sol
Tú sólo tú…”

¡Ay güei! Da miedo ¿no? Después mi amigo Mario Peralta me dijo que la canción hace referencia a Quetzalcoatl, que también era reptiliano. Así empezó mi trauma con éste tema de los reptilianos. Seguí buscando datos y lo que en principio iba a ser diversión, se me ha vuelto un tema que cada vez me horroriza más. Me di cuenta que hay varias personas que ya habían notado la relación reptiliana con la banda rockera Zoé, y según un análisis que encontré, además de reptilianos estos músicos también son iluminatis-satánicos (y chairos, agregaría yo). Para ver el dichoso análisis da clic aquí.

Hay cosas en dicho documento que pienso, están muy jaladas de los pelos. Pero tantas claves y símbolos en esta agrupación musical deben encerrar algo. Además, León Larregui, vocalista de Zoé parece caimán-reptil. El parecido es sorprendente (bueno, más o menos):





















El comportamiento de estos reptilianos rockeros también puede considerarse extraño y agresivo, al igual que su lenguaje raro y confuso. Incluso, uno de estos desvaríos del vocalista reptiliano está documentado y fue expuesto en los noticieros:



Y bueno, ya he dicho un montón de babosadas y todavía no explico qué es un reptiliano. Quizá tomaron lo anterior como chiste o burla. Allá ustedes. Lo feo viene a continuación. Explicar qué diablos es un reptiliano me resulta complicado, pues hay cientos de versiones diferentes. Una de las que más me impacto, fue una entrevista realizada a una reptiliana en 1999 (para verla da clic aquí). Después de leerla ni dormir pude. Se supone que los reptilianos llevan muchísimo más tiempo en la tierra que nosotros (que dicho sea de paso, somos una especie de experimento genético), viven debajo de la tierra, podemos toparnos con algunos de ellos sin darnos cuenta pues telepáticamente engañan nuestra vista para que los veamos como personas comunes y corrientes. Varias veces, las respuestas de esta reptiliana decían que ‘nuestra inteligencia es muy limitada, y por eso no entenderíamos muchas cosas que para ellos son obvias’. La verdad me cayó gorda, mendiga lagartija gigante, ahora hasta mensos e idiotas nos dijo. Para los reptilianos, los humanos somos como una especie más de animales. Pues seré muy pendejo y mi cerebro chafón, pero eso no me impide mandarla a chingar a su madre. Además, ni que ella estuviera muy bonita. Muy telepática y culta, pero se ha de ver así de gacha:


Esto de los reptilianos es más complejo que la historia de la Guerra de las Galaxias. Hay una enorme cantidad de datos sobre los reptilianos, pues según entiendo, hay varias razas. Los hay buenos y malos. Los buena onda sólo se creen sabelotodos y son medio mamones. Los malos, pues son malos. Y dicen que comen niños. Y se infiltran en el gobierno. Y los mandan al torito. Y son peligrosos. Pero además hay como veinte especies más de extraterrestres en la tierra. Algunos sólo quieren estudiarnos, otros ayudarnos, y unos grupos más, de los cuales se desconocen intenciones. Lo cierto es que por más exceptivos que podamos ser en cuanto a estos temas, a final de cuentas algo está pasando en nuestro entorno. Por cierto, renglones arriba mencioné que los reptilianos comen niños, esto no es broma, de hecho, hay datos estadísticos del aumento de desaparición de niños en EE.UU. y otras partes del mundo, la cifra es monstruosa. La relación de estas criaturas con sociedades secretas y algunas estructuras del poder se dice, guía el destino del mundo. Se comenta que en el 2012 habrá un gran cambio en nuestra forma de pensar. Que estás verdades saldrán a la luz y que tenemos que cambiar nuestra forma de pensar. No sé si nos vayan a invadir o haya alguna especie de guerra interplanetaria. De cualquier forma todos coinciden en que nos irá de la fregada.

Buena parte de éste texto la he abordado con humor. Lo hice porque para ser honesto, todo lo que he estado leyendo estos días me tiene aterrado. Sé que quizá no todo sea verdad, pero ¿y las cosas que si lo son? Los simbolismos masónicos e iluminati están por todos lados. Los avistamientos de OVNIS, las abducciones hechas por los llamados ‘seres grises’, las teorías de nuestro origen extraterrestre, los reptilianos. Todo esto es una realidad que está ahí, y de la que se dice, quizá no salgamos bien librados. Se nos ocultan muchas cosas, y puede ser que eso que consideramos ‘fantasioso’, sea en realidad una verdad que sacude nuestras historias y creencias.

Hace más de un año vi la película ‘El Cuarto Contacto’ y escribí un post al respecto. Ahí les hablé de
mi miedo a las abducciones extraterrestres y recibí varios comentarios de personas que tienen el mismo sentimiento. Soy creyente de Dios y lo considero lo más grande que existe, pero estas cosas hacen que a veces mi entendimiento se confunda. Estoy sugestionado, llevo tres días durmiendo mal y en las noches siento un ligero temor por aquello que no comprendo.

Por eso prefiero reír. A lo mejor algún día conoceremos la verdad, mientras tanto, que la Confederación Intergaláctica, comandada por el Arcángel Miguel nos cuide. Compren su cruz de San Benito para estar protegidos.

viernes, 18 de marzo de 2011

Mis historias de familia, sobre el terremoto de 1985


Para los mexicanos, resulta inevitable no relacionar cualquier sismo de gran magnitud con nuestros recuerdos acerca del terremoto que sacudió a la Ciudad de México en 1985. Con el temblor y posterior tsunami que sufrió Japón la semana pasada, nuestras memorias (por pequeñas, dolorosas o traumantes que sean) resurgen y nos llevan a la reflexión. Todos los que vivimos aquella fatídica mañana de 19 de septiembre tenemos algo que contar. Algunos contarán hechos heroicos, momentos conmovedores y llenos de lecciones de vida. En cambio, mis anécdotas son breves, inexactas y carecen de grandes detalles. Están narradas desde las más tiernas evocaciones que la mente me permite obtener. En esos tiempos apenas tenía 3 años. Estás son mis historias de familia, sobre el terremoto de 1985:


Papá (Mario Revelo)

Mi papá me contaba que aquella mañana de jueves despertó cerca de las 8 de la mañana. Había llegado de trabajar unas 2 horas antes, por lo que aquel sueño reparador le devolvió las energías. Llenó una cubeta con agua, sacó su auto a la calle y comenzó a lavarlo. Minutos después, lo apacible del día se rompió cuando su vecino Samuel apareció corriendo por la esquina y preso de una extraña angustia, se dirigió hacia él. Aquella actitud resultaba extraña, Samuel, que siempre se había caracterizado por ser un sujeto frío y al que no le gustaba mostrar sus sentimientos, llegó hasta donde mi papá continuaba limpiando el carro. Comenzó a llorar al preguntarle “Mario, ¿has visto a Blanca (su esposa)?, está con los niños y no los encuentro por ningún lado”. Seguramente mi papá puso una cara de ‘Y a mí qué me importa, el que no encuentres a tu vieja y escuincles ni es mi problema, ni es para que hagas un drama. Viejo chillón y ridículo’. Samuel se percató de aquel desconcierto y le preguntó si no sabía lo que había pasado. Mi papá lo negó.

- Hace casi una hora tembló muy fuerte. No sé cómo no te diste cuenta. La ciudad está destrozada. Es un caos. Muchas casas, edificios ¡y hasta Televisa! se vinieron abajo. Por favor, si sabes algo de Blanca, por favor avísame. Mi papá entró corriendo a la casa y prendió el televisor. Los pocos canales que mantenían su señal al aire mostraban imágenes de ruinas y desolación. No era el escenario de una guerra, era la Ciudad de México. Preocupado intentó llamar a casa de su suegra o al hospital. Nada. Los teléfonos estaban muertos. Metió una película Beta a la videocasetera y comenzó a grabar la transmisión que el periodista Jacobo Zabludovsky hacia desde las calles más afectadas. Subió a ponerse cualquier cosa y salió a toda velocidad en busca de su familia.


Hijo (Gabriel Revelo)

Debido a que mi papá trabajaría en la madrugada, y no había quien me cuidara en casa, la noche del miércoles 18 de septiembre me quedé a dormir en casa de mi abuela materna. Cené y me fui a dormir a uno de los cuartos, el cual compartí con mi prima Yulli, que en ese entonces tenía unos 9 años. Me acuerdo de muy poco, pero no se me olvida la sacudida que de pronto me despertó, ni los muñecos de peluche que a Julli y a mí nos caían del juguetero que estaba sobre las camas. Después entró mi madrina Rosy y como pudo nos protegió a los dos de los objetos que seguían viniéndose sobre nosotros. De ahí mi mente se borra y por más esfuerzos que hago no logro conectarla hasta un par de horas después. Estábamos desayunando en el comedor cuando llamaron a la puerta. Era mi papá que al llegar y cerciorarse de que todos estábamos bien me abrazó. Para ser honestos, a mis tres años no fui capaz de dimensionar lo que había pasado, pero sabía que las cosas no estaban bien. Se sentía en el ambiente. Por eso, al ver a mi papá no pude evitar ponerme a llorar. Después de tranquilizarme, él se fue por mi mamá. La casa de mi abuela no sufrió ningún daño, pero un gran árbol afuera, se había derrumbado aparatosamente sobre la acera.


Mamá (Eva María González)

Tan sólo dos días antes, mi mamá había dado a luz en el Hospital Central Sur de Petróleos Mexicanos. Cesárea, además. Adolorida como estaba, se metió a bañar pasadas las 7 de la mañana de aquel jueves 19 de septiembre. Fue casi simultáneo el inicio del sismo con los toquidos de una enfermera en la puerta mientras le gritaba -¡salgase señora, está temblando! Como pudo se puso una bata, salió de su cuarto y permaneció en los pasillos de aquel piso dedicada a la maternidad. Tras el movimiento telúrico, en el hospital comenzó un gran bullicio. A mi mamá le dijeron que tenía que en cuestión de horas sería dada de alta con todo y su bebé, pues era necesario tener la mayor cantidad de camas e instalaciones desocupadas, para comenzar a trasladar a las personas heridas por el temblor. Mi papá llegó por ella y junto con su bebé abandonaron el hospital. La ciudad seguía en ruinas.

Hermana (Lucia Revelo)

Lucia nació dos días antes del temblor. Por eso, cariñosamente llegaron a decirle ‘Lucia Terremoto’. Debido a la premura de su salida del hospital, mi madrina Rosy fue a comprarle ropa a Perisur (uno de los pocos centros comerciales abiertos horas después del sismo). Con dos días de edad conoció por primera vez la ciudad en la que nació, la cual, heroicamente le plantaba cara al desastre. Cada septiembre, Lucia cumple la misma edad que la mayor tragedia natural de la capital mexicana.


Otras historias

* Las casas en las que vivía mi abuela paterna y buena parte de la familia Revelo fue severamente dañada. Tuvieron buscar otro hogar.
* A la familia de nuestro vecino Samuel no le pasó nada.
*Mi papá también me cuenta que era impresionante la destrucción que vio en cada uno de los recorridos que hizo esos días en la ciudad.
* Menos de un año después, México se levantó de sus cenizas gracias a la fuerza y solidaridad de su gente, y a pesar de todos los pronósticos, realizó una impecable Copa Mundial. México 86, fue uno de los mundiales de futbol más hermosos de la historia.
* Aun guardo los vídeos en formato Beta, que mi papá dejó grabando aquella mañana del 19 de septiembre de 1985.

lunes, 14 de marzo de 2011

Aquel oso panda asustado

Me enteré del sismo, y posterior tsunami, de Japón a las 3:30 de la madrugada del pasado viernes. Tengo la manía de checar el time line de mi cuenta de twitter cada que despierto a mitad de la noche. De inmediato prendí la tele. CNN mostraba los primeros videos de lo que desde esos momentos, ya se consideraba una tragedia sin precedentes. De ahí se vino la lluvia informativa. El tema se apoderó entonces de noticieros, redes sociales, periódicos y charlas de café. El estado de alarma por tsunami emitido a varios países del Pacífico hizo que todos siguiéramos muy de cerca el estado de nuestras costas y las posibles consecuencias que pudieran presentarse.

Han pasado los días. Las alertas de tsunami se han ido levantando, y el mundo sigue en vilo por las constantes replicas y emergencias nucleares que no dejan de azotar al país asiático. La devastación y número de pérdidas humanas es desolador. Uno quisiera dejar de verlas, dejar de sentirse amenazado cualquier día. Uno quisiera escribir de otras cosas, pero no quiero, ni puedo, ni debo.

Mucho pensé en escribir éste texto. Al fin y al cabo, no gano nada. Seguramente hay cientos de medios informativos en los que se dé más y mejor información de la que yo puedo brindar en éste blog. No pretendo, por lo tanto, descubrir el hilo negro ni colgarme de la coyuntura informativa. Es más, hasta el sábado estaba decidido a no hablar de la tragedia en Japón y sólo dedicarle espacio en Twitter. Sin embargo, navegando en internet me crucé con esta imagen:


Ha conmocionado al mundo. Fue tomada en un zoológico, justo en el momento en el que el sismo de 8.8 grados sacudía suelo japonés. En ella se aprecia a un oso panda abrazado a las piernas de uno de los guardias del lugar. Me resultó imposible dejar de conmoverme. Una inexplicable tristeza recorrió mi cuerpo, se instaló en mi garganta y se volvió nudo. En ese instante lo decidí. Quería hablar de lo sucedido en Japón, y lejos de ilustrarlo con escombros y destrucción, lo haría con la fotografía de ese Panda.

¿Qué me dice un Oso Panda asustado? Me habla de la vulnerabilidad y el miedo que todos podemos sentir; de lo efímero y pequeños que somos, ante las fuerzas de un planeta al que no hemos sabido respetar. Animales y humanos al fin y al cabo compartimos la misma casa, somos más parecidos de lo que creemos. Sentimos miedo y encontramos consuelo en nuestra compañía. Temor y esperanza fusionados en un abrazo en el que todos nos encontramos. Un policía y un panda muestran que de cualquier manera, todos los habitantes de la tierra formamos parte de la unidad. Estamos para apoyarnos y sentirnos fuertes en compañía. Que me perdonen todos, en esa foto se encuentra encerrada la esencia de la humanidad y todo lo bueno que somos.

Lo único bueno de que ocurran desgracias como la de Japón, es el resurgimiento de cierto sentimiento de unidad mundial. Pasa cuando algún acontecimiento nos rebasa como raza humana. Sólo entonces nos acordamos de que somos hermanos. Terremotos, guerras, huracanes, sequias. ¿Por qué es hasta que tenemos el agua hasta el cuello cuando nos acordamos de que somos millones compartiendo tiempo y espacio? Paradójicamente tuvo que ser un ‘animal’ el que nos enseña a ser civilizados. Con esto de Japón he escuchado cualquier cantidad de versiones tontas y sin fundamento acerca de ‘se lo merecen por asesinar ballenas y delfines’. Nada más errado. Los animales no saben de rencor ni venganza. ‘Si estás cosas pasan es porque el planeta se defiende y a gritos nos pide frenas ciertas actitudes, ciertas acciones’, puede ser, pero tampoco estoy de acuerdo. En dado caso los responsables son ciertos sectores de la humanidad. Algunas decisiones mal tomadas por las esferas del poder de algunos gobiernos no son nada en comparación de los millones de pobladores de un país que en su inmensa mayoría está conformado de personas buenas. Lo mismo pasa con el resto del planeta. Somos más quienes amamos la tierra, a sus animales o el vivir en paz. Sólo tenemos que cambiar algunos hábitos y entender de una vez por todas que no importan nacionalidades. Ser mexicano, japonés, hindú, norteamericano, peruano, australiano, camerunés, polaco, francés, hondureño, brasileño, o de cualquier otra región del país no nos hace ser ni menos ni más a los demás, sino iguales. Bendita palabra.

El sufrimiento de un japonés vale lo mismo que el de un anciano en las zonas marginadas de mi México. En el llanto no hay valores cambiarios ni balanza que mida pesos específicos. Quiero hablar de Japón, enaltecerlo y desear que salga adelante. El que lo hagan curará la inquietud de saber que cualquier día podemos ser nosotros quienes nos encontremos en el ojo de la tempestad. Éste post, humilde y mal escrito va para ese pueblo sabio y noble. Hoy por ustedes, mañana por nosotros, siempre por todos. No importa cuántas veces tenga que escribir sobre tragedias. Quiero hacerlo porque no quiero perder la capacidad de asombro. Porque el ver los altibajos de la vida nos hace estar alerta de lo que venga. Una de las funciones de éste blog es documentar el presente.

Aquel oso panda asustado nos dio una gran lección. A confiar en lo que somos y tenemos. Vas a salir de esta Japón, van mis oraciones por ti.

viernes, 11 de marzo de 2011

Cristóbal el Brujo


“Presentación de ‘Cristobal el Brujo y la Rata de la Merced’, por Ensamble Comics”, anunciaba el programa de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en uno de los días en los que asistí. Al principio no pensé en asistir, pero lo pintoresco y llamativo del nombre de aquel comic me llamó poderosamente la atención. Como casi siempre, la curiosidad me ganó.

No me desagradan los comics. Al contrario, a partir de 'La Muerte de Superman' fui asiduo lector de historietas de todo tipo. Desde Batman hasta Garfield, fui descubriendo el placer de conocer personajes fantásticos y sumergirme en sus aventuras. Desde entonces, éste tipo de narrativa ha estado presente en mi vida. No obstante, salvo el Capulinita o Karmatrón, mi contacto con esta industria mexicana era casi nulo. Por eso, no dejé pasar la oportunidad de asistir a la presentación de un comic mexicano en la FIL de Minería. Gracias a esta necia corazonada conocí a Cristóbal el Brujo. Y me volví fan.

La presentación estuvo a cargo de Ensamble Comics, que está conformado por Susana Escobar, Édgar Olivares, Federico Aguilar y Luis Villegas, entre otros. Éste colectivo mexicano se dedica a desarrollar propuestas culturales que por medio de la difusión preserven la memoria de las leyendas y tradiciones mexicanas. ‘Cristóbal el Brujo’, que salió a la luz en 2005, es uno de sus principales proyectos. El último número, correspondiente a ‘La Rata de la Merced’, es el décimo de la saga. En cada entrega se cuenta las peripecias de Cristóbal, un brujo que viaja por todo el país ayudando con sus conocimientos a quienes lo necesitan. A través de estas travesías, el lector conoce a detalle y de manera sencilla, las muchas anécdotas y mitos que rodean cada uno de los diversos destinos que Cristóbal visita.



Cada entrega de ‘Cristóbal el Brujo’ es una muestra de trabajo y profesionalismo, pues implica realizar investigaciones, desplazarse hasta los lugares para elaborar bocetos y tomas fotográficas, además de tomar el pulso y sensibilidad de los pobladores. Después se escribe el argumento, y se realizan los dibujos. En el caso de ‘La Rata de la Merced’, el equipo de Ensamble Comics tuvo que adentrarse en lo más profundo de la vida e historias de éste barrio del Centro Histórico de la Ciudad de México, y tomar como principal eje narrativo el viejo rumor de que una rata gigante merodea los rumbos de la Merced. Paralelo a esto, otras leyendas como la de las Greñudas o la de la mano del ladrón José María Salinas son incluidas como complemento a una trama perfectamente amalgamada. La vida cotidiana de aquel místico rumbo tan poco valorado por los ciudadanos es retratado de una forma entrañable por los dibujantes.

Al finalizar la presentación, adquirí tres números para comprobar si aquellos comics eran tan fantásticos como parecían. Compré ‘Cristóbal el Brujo. La Rata de la Merced’, ‘Cristóbal en el Totonacapan’ y ‘Cristóbal. Aquellas lejanas batallas’. El segundo ocurre en la zona norte de Veracruz, en los poblados de Tecolutla y Papantla. El tercero, en Milpa Alta. Los leí con calma, esperando encontrar un material aceptable. De pronto me descubrí disfrutándolos, incluso hasta emocionado. Aun ahora no sé definir cuál de las tres historias me gustó más. Las tres me mostraron cosas que no sabía de mi México, me dejaron con ganas de indagar más al respecto y sobre todo, me enamoraron más de la riqueza cultural de mi país. Una rata gigante, un mounstro marino, espectros revolucionarios, un traje de Tajín con poderes de rayos y lluvia, espectros que deambulan en una vieja casona, una historia de amor que traspasó la muerte, y muchas cosas más. El universo que nos brinda Cristóbal es tan extenso como el territorio mexicano. El mismo protagonista es una maravilla. Uno se encariña inmediatamente con él, y se contagia de sus ganas de conocer cada rincón de aquellas tierras que conoce.



Siempre he dicho que vivo en el mejor país del mundo. Simplemente en México puede pasar cualquier cosa. Aquí lo increíble, lo mágico, ocurre todos los días. El colorido y pasión de cualquier barrio, de cualquier poblado bastaría para escribir cientos de hojas narrando prodigiosos milagros. Tengo 3 de 10 números. Quiero todos. La mayoría se pueden conseguir en la página de Ensamble Comics, otros están a la venta en la librería Gandhi de Miguel Ángel de Quevedo en el Distrito Federal. Al principio estaba escéptico, ahora no puedo dejar de comentarles que si les gustan nuestras leyendas, o son fanáticos de los comics propositivos, no pueden dejar pasar la oportunidad de conocer a Cristóbal.

Sé que es complicado, pero búsquenlo, vale la pena.

martes, 8 de marzo de 2011

Foursquare


Cuando uno se vuelve medio adicto de las redes sociales, sabe que jamás podrá estar al día con las nuevas propuestas que cada segundo surgen y revolucionan una, y otra, y otra, y otra vez al mundo del internet. Mi reacción ante la modernidad siempre es el siguiente: primero lo crítico, luego me da curiosidad, lo pruebo con ciertas precauciones y casi siempre, acabo esclavizado a las modas. Así me pasó con Messenger, Hi5, Blogger, My Space, You Tube, Facebook, Twitter y Formspring; y ahora, vivo el mismo proceso con Foursquare, que va que vuela para convertirse en mi nuevo vicio.

Ya lo sé. Foursquare no es nuevo, desde hace un buen tiempo esta red social ya se ha posesionado como una de las favoritas en la web. Desde hace meses veía como paulatinamente algunos conocidos iban integrándose a una especie de geolocalizador al cual no le veía el chiste. Después, mi twitter comenzó a llenarse de leyendas como “I’m at... (el nombre del lugar en el que dicha persona se encuentra, y luego un link con la ubicación exacta en un mapa)”. Tantos tweets similares comenzaron a ponerme de malas. ¿Qué chiste tiene el estarle diciendo al mundo en qué lugar está uno? ¿No se supone que para eso ya existía Twitter?

Pero la curiosidad estaba ahí. No podía ser que algo tan simple, como el declarar nuestra ubicación, ganara tantos partidarios. Comencé a buscar información y a preguntarle a varios usuarios sobre el encanto de Foursquare. La verdad, sólo me hicieron más bolas. Por eso, y para salir de dudas, una tarde de ocio abrí mi cuenta y paulatinamente fui agarrándole la onda a éste nuevo artefacto del diablo. Sin declararme un experto, pues todavía hay un montón de cosas que no entiendo, ya puedo decirles más o menos cómo es esta red social.

Cuando uno se da de alta en Foursquare, lo primero que puede hacer es comenzar a dar ‘check in’ en los lugares en los que uno se encuentre. Es como tocar base. Gracias a los sistemas de geolocalización que tienen la mayoría de los Smartphones, podemos revisar todos los puntos cercanos que se han dado de alta a nuestro alrededor. Desde parques, restaurantes, tiendas, cines, avenidas, estaciones de metro, museos, etc. Además, se pueden dejar tips en cada uno de estas paradas, y es precisamente esta la mayor utilidad que le encuentro al Foursquare. El checar la opinión de los propios usuarios. Incluso, ciertos negocios otorgan ofertas y descuentos a usuarios que frecuentemente hacen ‘Check in’ en sus establecimientos.

Foursquare además ofrece diversión. Los usuarios, tal cual se tratara de Boy Scouts cibernéticos, van ganando ‘badges’, que no son otra cosa que insignias que se obtienen gracias a la cantidad y tipos de nuestros ‘Check ins’. Para los fiesteros, los que visitan muchos lugares diferentes, quienes trasnochan, los cinéfilos, etc. Podemos, además, volvernos ‘Alcaldes’ de aquellos destinos en los que seamos los usuarios con mayor número de ‘check ins’ a lo largo de un determinado período de tiempo. Esto último genera interesantes disputas de territorio. Ahora mismo, su servidor intenta recuperar un parque que uno de sus amigos le arrebató (o mejor dicho, recuperó, porque originalmente era suyo), con lo cual me obligo a ir lo más seguido posible para no dejar que aumente mi desventaja. Mi desgracia es precisamente esa. Que muchas veces voy a determinados lugares sólo por hacer ‘check ins’ y ganar ‘badges’. Incluso mi idiotez ha llegado a tanto, que he llegado a salirme de un Oxxo en el que ya estuve y buscado otro, sólo para aumentar mi ranking de visita a nuevos lugares nuevos.

La verdad es entretenido esto del Foursquare. Uno puede enlazar sus ‘chek ins’ a sus cuentas de Facebook y Twitter y así hace llegar a más contactos su ubicación, propiciando una interacción interesante, pues seamos honestos, la curiosidad es el motor de estas redes sociales, y el saber dónde o qué están haciendo nuestros amigos la mayoría de las veces resulta seductor. Lo malo, es que a veces por diversión se nos olvida que el ser tan específico con ciertas ubicaciones puede ser peligroso. No debería ser así, pero por el momento en el que vivimos no estaría de más tener ciertas precauciones y reservarnos de dar ciertos ‘chek ins’ o mandarlos hasta que estemos a punto de movernos de ese sitio. En mi caso nunca he dado de alta mi casa, he intento sólo dejar mi rastro en lugares llenos de gente, comunes y en los que sea fácil desplazarme hacia otros sitios.

En conclusión, Foursquare no es la octava maravilla, ni será mi favorita, pero si se trata de una red social para pasar el tiempo y sobre todo, un interesante e inmenso catalogo de lugares y tips para conocer mejor los lugares que visitamos. Su uso correcto, es nuestra responsabilidad. Con su permiso, voy a intentar recuperar mi parque.

Pd. Sigo sin saber cómo dar de alta lugares. Cuando lo hago desde mi BlackBerry, la ubicación siempre queda incorrecta, lejísimos. Si alguien sabe de qué forma hacerlo correctamente, les agradecería me pasaran el dato.

viernes, 4 de marzo de 2011

Los niños malditos de Río Churubusco


Así nacen las leyendas. De oídas, de rumores con verdades a medias, en dónde lo verídico parece fantasía y viceversa. Lo que estoy por contarles surgió de esta manera, de una conversación que escuché mientras viajaba en un transporte público, y que por lo mágico de su contenido aun me resisto a creer. De esta forma conocí la existencia de éste raro fenómeno al que bauticé como ‘La historia de los niños malditos de Churubusco’, y que le pasó a uno de los pasajeros de aquella plática de la que fui testigo.

Sucede en las madrugadas, cuando se circula en un puente ubicado a la altura del Palacio de los Deportes y el Foro Sol, sobre Circuito Interior (Avenida Río Churubusco), con dirección del Aeropuerto hacia la zona sur de la ciudad. Se dice que un par de metros antes de éste punto, el conductor se encuentra frente a si con unos veinte niños de entre 3 y 6 años que aparecen de la nada y se encuentran esparcidos a lo largo de la avenida y el puente. Algunos corren, unos están sentados y otros simplemente deambulan por el concreto. Hay tantos, que al automovilista le resulta imposible esquivarlos a todos e invariablemente, terminará por arrollar a más de uno. Justo cuando se encuentra en el punto más alto del puente, el ya shockeado conductor mira con alivio que aquellos pequeños de repente desaparecen y la avenida se encuentra de nuevo vacía. Las salpicaduras de sangre y las abolladuras en la lámina del coche también se esfuman como por arte de magia. En las noches subsecuentes, el conductor sufrirá de terroríficas pesadillas en las que es atormentado por cada uno de los niños atropellados, quienes ahora lucen desfigurados y ensangrentados. Dependiendo del número de arrollados, será el número de noches con sueños malditos.

Da clic aqui para ver el lugar en el que ocurren los extraños sucesos.

Fui al lugar de los hechos y pregunté a varios vendedores y personas que iban pasando. Sólo un par de ellos, un vendedor ambulante y un policía habían escuchado relatos parecidos. Cientos de veces he manejado por ahí y nunca he visto a esos niños. Por más que intenté indagar si en esa zona hubo algún accidente trágico o caso de niños arrollados, no he hallado información al respecto. Algo muy extraño está ocurriendo. La narración por sí misma es extraordinaria. Hice un par de viajes a esa zona para mostrar mejor la zona en la que suceden estas apariciones:

Recorrido de día




Recorrido nocturno



No encontré nada. Quizá fue porque en ningún momento circulé completamente solo por esa avenida, o probablemente, al ir prevenido de lo que podía pasar eliminaba el factor sorpresa y la aparición perdería efecto. De cualquier manera el misterio sigue ahí, esperando a inmortalizarse o a morir en el olvido. Aunque eso sí, de ahora en adelante me resulta imposible pasar por ahí sin sentir escalofrío.

martes, 1 de marzo de 2011

Garbage Pail Kids


“Prohíbe algo, y lo volverás llamativo, irresistible”

Mi infancia, hasta cierto punto, estuvo llena de alegría. Me creía He-Man, Leono y hasta Tortuga Ninja. Andaba en bici, jugaba futbol en los recreos de la escuela y veía algunas caricaturas. Antes de los diez años, lo prohibido y lo oculto, permanecían alejados de vida. Salvo la eterna lucha del bien contra el mal, el mundo de los dibujos animados se me mostraba inofensivo y hasta aleccionador. Los personajes que se portan mal, son castigos (pero rara vez sufren) por héroes dedicados a proteger la paz. Los buenos ríen después de la adversidad y hasta se enamoran. Las batallas al final son una especie de juego entre fuerzas contrarias que más que otra cosa, parecen amigos.

Fue hasta los principios de los 90’s cuando surgió el desencanto, o más bien, la fascinación. Primero fue la llegada de una leyenda urbana protagonizada por Los Pitufos, aquellos suspiritos azules que vivían en hongos, y cuyos juguetes, se decían, cobraban vida de noche y atacaban a sus pequeños dueños. Extrañamente, y a pesar de tener varios de estos muñequitos en casa, la leyenda de los Pitufos asesinos no me impactó tanto como a otros compañeros de la primaria. En cambio, años después el culto hacia unas estampas inconseguibles, prohibidas, capturó mi atención de forma inmediata. Se decía que a finales de la década de los ochenta existieron unas estampitas llamadas ‘Garbash’ (así lo pronunciaban todos), que mostraban a niños protagonizando imágenes crueles y asquerosas. Que todos los padres de familia las veían como un pésimo ejemplo y que incluso, el gobierno impedía que estas tarjetas se vendieran en México. Entre más indagaba con mis compañeros, más me intrigaba, así me enteré de la versión de que un niño, imitando una de las imágenes de las estampas, rasuró a su papá mientras esté dormía, provocando que éste se desangrara. La cúspide del morbo llegó cuando supe que un primo mayor que yo las coleccionaba, hasta que comenzó a tener tantas pesadillas que obligaron a su mamá a deshacerse de ellas. Con estos antecedentes mi curiosidad comenzó su inevitable camino que tendría que llevarme hacia esas legendarias tarjetas.

La búsqueda fue más fácil de lo que imaginé. Fue gracias a un amigo coleccionista de comics y estampillas que conseguí mis primeras tarjetas. ‘Garbage Pail Kids’ era su nombre oficial. Sí, eran violentas y asquerosas. Hacían alusión a los fluidos corporales y al sufrimiento. En conclusión, no me decepcionaron, al contrario, aquellos pedazos de cartón me fascinaron. De nada me importó que mi amigo, antes de darme mi primera dotación, me contara que un conocido de su unidad habitacional estaba muy espantado, debido a que había tapizado las paredes de su cuarto con las dichosas imágenes y que en las noches las tapaba con bolitas de plastilina para no verlas. Cuál sería su sorpresa cuando una mañana descubrió que las estampas se encontraban descubiertas y los trozos de plastilina en el suelo.


Mi ambición coleccionadora no tenía límites y seguía juntando y juntando mis ‘Garbage’. Era tanto mi entusiasmo que no me aguanté las ganas y se las enseñé a mis papás. Sabía que corría el riesgo de que se enojaran y me ordenaran tirarlas a la basura, pero aun así corrí el riesgo y una tarde se las mostré. No se enojaron ni nada. A pesar de que ellos tenían conocimiento de los rumores acerca de las estampas en ningún momento me prohibieron juntarlas. Es más, a mi mamá hasta le gustaba mirarlas. Debo reconocer que mis papás fueron sui-generis en ese aspecto. Podían mandarlos a traer la directora de mi escuela o venir a quejarse alguna vecina porque algún balonazo en su casa y ellos nunca me reprimían. Siempre me dejaron ser y se los agradezco. Caso contrario con otros familiares. En cierta ocasión mis tíos y primos de Irapuato estaban en el DF y los acompañé a un centro comercial. En un local me encontré con sobres de ‘Garbage Pail Kids’ y obviamente me compré unos. Mi tía comenzó a regañarme diciendo que uno de sus hijos (exacto, el mismo que menciono párrafos arriba) tenía pesadillas a causa de ellas y que podían dañarme la mente. Afortunadamente, mi primo le aclaró al instante que sus pesadillas y problemas no tenían nada que ver con las estampas. Aquel semi regaño para nada me amedrentó. Yo seguía feliz recolectando estampas en el mercado negro de los tianguis y locales especializados en tarjetas de colección.



Poco después sucedió algo que verdaderamente me intrigó: mi abuela le regaló a mi hermana un cobertor que guardaba desde hace años en su casa y que tenía imágenes de niñas idénticas a los ‘Garbage’ pero sin sangre, ni mocos, ni sufrimiento. Aquella colcha mostraba a estas niñas felices y con sus vestiditos alegres. Además, el nombre que ostentaba a estos personajes era muy parecido: Cabbage Patch Kids. Esa navidad, las mismas muñequitas regordetas comenzaron a invadir las jugueterías. Fisiológicamente los Cabbage y los Garbage eran idénticos. Regordetes, con cara en forma de hamburguesitas y hoyuelos en los brazos y cachetes. Cuando los Reyes Magos le trajeron una de estas muñequitas de trapo a mi hermana yo estaba más emocionado que ella. No importaba que su muñeca oliera a bebé, trajera una firma en la pompa y viniera equipada con ropa cursi y bonita. Para mi tener un juguete tan parecido a un ‘Garbage’ en casa, era lo máximo. Lo malo es que no comprendía por qué ambos conceptos eran tan parecidos, y a la vez diferentes entre sí. Los Garbage venían de la basura, los Cabbage nacían de repollos; unos hacían puras marranadas y bajezas, los otros eran amor y venían con un certificado de adopción. Con rabia me di cuenta que viví una época equivocada. La idea de que ambos productos fueran obra del mismo creador me inquietaba. Me encontraba atrapado en pleno auge de las Cabbage, y en cambio de los Garbage casi nadie se acordaba.




El colmo de mi compulsión se dio cuando empecé a jugar con crear la trama de unas películas de terror sobre los Garbage. Inventé la trama y las acciones que ocurrirían en cada una de las cinco partes. En mi historia-chaqueta-mental, estos malignos seres surgían gracias a un pacto maldito que los traía a la vida. Así, a lo largo de cada una de las secuelas estas criaturas endemoniadas sembrarían el terror por donde se aparecían. Muchos de los personajes de las tarjetitas iban y venían en cada una de mis películas. A veces jugaba a realizar escenas en casa, para eso tomaba a escondidas las muñecas de mi hermana y jugaba a que me atacaban y yo las agarraba a golpes para defender mi vida.

Poco a poco se me fue acabando la Garbagemanía. La llegada de los Caballeros del Zodiaco, mi creciente afición por el futbol y los problemas propios de la adolescencia fueron haciendo que la euforia pasara. Al llegar a la universidad quise comprarme un celular y parte del dinero lo obtuve de venderle mis estampas a mi hermana, quien a pesar de ser fan de las ‘Cabagge’ también se volvió fan de las Garbage.

Recientemente, en la navidad pasada, a mi novia y a mí se nos ocurrió comprarnos unos muñequitos Cabagge. Por alguna extraña razón estos muñequitos tienen sus temporadas y desde hace dos años no los comercializan en México. Se dice que es por estrategia de comercialización, pero nosotros concluimos en que debido al frío se estropeó la cosecha de repollos de esta temporada. A causa de esto, volví a recordar a los Garbage. Con las facilidades que brinda la tecnología pude investigar y despejarme varias dudas. Por principio de cuentas, las estampas Garbage Pail Kids salieron a la venta en 1985. Producidas por la empresa Topps, fueron concebidas como una parodia de las muñecas ‘Cabbage Pail Kids’. Las estampas fueron un éxito inmediato en diferentes partes del mundo. En países hispanoamericanos se les conocieron como ‘La Pandilla Basura’. Incluso en países como Perú había hasta álbum coleccionable. Se decía que eran satánicas y que tenían LCD y sustancias alucinógenas. En México jamás se editaron pues fueron prohibidas por el Gobierno Federal y la Aduana Mexicana, por lo que las unidades existentes pueden considerarse como ilegales. Y si no me creen, den clic aquí.

Fueron cerca de 15 series las que vieron luz pública. También hubo una película horrible (las mías estaban mejores) y una serie animada. El imperio de desmoronó cuando Coleco, empresa creadora de las muñecas Cabbage, demandó a Topps por plagio de imagen. Al final se llegó al acuerdo de cambiar la apariencia de los Garbagge (cambiando las manos regordetas, la frente, las orejas, etc) a fin de que no fueran relacionados entre sí.

Y esa es la historia. Concluyo con que tengo mercancía prohibida en casa, con que quiero comprarme un Cabbage y además, quiero tatuarme una firma de Xavier Roberts (creador de los Cabagge) en la pompa para que vean que soy original y no pirata. Les dejo más imágenes Garbage y la pregunta ¿realmente eran malas o solamente una muestra de humor de mal gusto?